• Asignatura: Castellano
  • Autor: eugenianchmr
  • hace 7 años

necesito latinismos en el Don Quijote

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Respuesta dada por: cymendoza
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Explicación:CAPÍTULO XL

De cosas que atañen y tocan a esta aventura y a esta memorable historia

Real y verdaderamente, todos los que gustan de semejantes historias como esta deben de mostrarse agradecidos a Cide Hamete, su autor primero, por la curiosidad que tuvo en contarnos las semínimas della1, sin dejar cosa, por menuda que fuese, que no la sacase a luz distintamente. Pinta los pensamientos, descubre las imaginaciones, responde a las tácitasI, 2, aclara las dudas, resuelve los argumentos; finalmente, los átomos del más curioso deseo manifiesta. ¡Oh autor celebérrimo! ¡Oh don Quijote dichoso! ¡Oh Dulcinea famosa! ¡Oh Sancho Panza gracioso! Todos juntos y cada uno de por sí viváis siglos infinitos, para gusto y general pasatiempo de los vivientes.

Dice, pues, la historia que así como Sancho vio desmayada a la Dolorida, dijo:

—Por la fe de hombre de bien juro, y por el siglo de todos mis pasados los Panzas3, que jamás he oído ni visto, ni mi amo me ha contado, ni en su pensamiento ha cabido, semejante aventura como esta. Válgate mil satanases, por no maldecirte por encantador y gigante4, Malambruno, ¿y no hallaste otro género de castigo que dar a estas pecadoras sino el de barbarlas? ¿Cómo y no fuera mejor y a ellas les estuviera más a cuento quitarles la mitad de las narices, de medio arriba, aunque hablaran gangoso, que no ponerles barbas? Apostaré yo que no tienen hacienda para pagar a quien las rape.

—Así es la verdad, señor —respondió una de las doce—, que no tenemos hacienda para mondarnos, y, así, hemos tomado algunasII de nosotras por remedio ahorrativo de usar de unos pegotes o parches pegajosos, y aplicándolos a los rostros, y tirando de golpe, quedamos rasas y lisas como fondo de mortero de piedra5; que puesto que hay en Candaya mujeres que andan de casa en casa a quitar el vello y a pulir las cejas6 y hacer otros menjurjes tocantes a mujeres, nosotras las dueñas de mi señora por jamás quisimos admitirlas, porque las más oliscan a terceras, habiendo dejado de ser primas7; y si por el señor don Quijote no somos remediadas, con barbas nos llevarán a la sepultura.

—Yo me pelaría las mías —dijo don Quijote— en tierra de moros8, si no remediase las vuestras.

A este punto volvió de su desmayo la Trifaldi y dijo:

—El retintín desa promesa9, valeroso caballero, en medio de mi desmayo llegó a mis oídos y ha sido parte para que yo dél vuelva y cobre todos mis sentidos; y, así, de nuevo os suplico, andante ínclito y señor indomable, vuestra graciosa promesa se convierta en obra.

—Por mí no quedaráIII—; respondió don Quijote—. Ved, señora, qué es lo que tengo de hacer, que el ánimo está muy pronto para serviros10.

—Es el caso —respondió la Dolorida— que desde aquí al reino de Candaya, si se va por tierra, hay cinco mil leguas, dos más a menos; pero si se va por el aire y por la línea recta, hay tres mil yIV docientas y veinte y siete. Es también de saber que Malambruno me dijo que cuando la suerte me deparase al caballero nuestro libertador, que él le enviaría una cabalgadura harto mejor y con menos malicias que las que son de retorno11, porque ha de ser aquel mesmo caballo de madera sobre quien llevó el valeroso Pierres robada a la linda Magalona, el cual caballo se rige por una clavija que tiene en la frente, que le sirve de freno, y vuela por el aire con tanta ligereza, que parece que los mesmos diablos le llevan12. Este tal caballo, según es tradición antigua, fue compuesto por aquel sabio Merlín; prestósele a Pierres, que era su amigo, con el cual hizo grandes viajes y robó, como se ha dicho, a la linda Magalona, llevándola a las ancas por el aire, dejando embobados a cuantos desde la tierra los miraban; y no le prestaba sino a quien él quería o mejor se lo pagaba; y desde el gran PierresV hasta ahora no sabemos que haya subido alguno en él. De allí le ha sacado Malambruno con sus artes, y le tiene en su poder, y se sirve dél en sus viajes, que los hace por momentos13 por diversas partes del mundo, y hoy está aquí y mañana en Francia y otro día en Potosí14; y es lo bueno que el tal caballo ni come ni duerme ni gasta herraduras, y lleva un portante por los aires15 sin tener alas, que el que lleva encimaVI puede llevarVII una taza llena de agua en la mano sin que se le derrame gota, según camina llano y reposado16, por lo cual la linda Magalona se holgaba mucho de andar caballera en él.

A esto dijo Sancho:

—Para andar reposado y llano, mi rucio, puesto que no anda por los aires; pero por la tierra, yo le cutiré con cuantos portantes hay en el mundo17.

Riéronse todos, y la Dolorida prosiguió:

—Y este tal caballo, si es que Malambruno quiere dar fin a nuestra desgracia, antes que sea media hora entrada la noche estará en nuestra presencia, porque él me significó que la señal que me daría por donde yo entendiese que había hallado el caballero que buscaba sería enviarme el caballo donde fuese con comodidad y presteza.

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