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El feminismo es la doctrina social que busca que las mujeres tengan los mismos derechos que han tenido los hombres a lo largo de la historia. Antes de acuñarse el término, mujeres y hombres de diversas épocas se manifestaron en contra de la desigualdad de la población femenina en el régimen patriarcal y buscaron emanciparla de su esclavitud.
Veamos algunos ejemplos. En la antigüedad clásica, Platón afirmó en la ‘República’ que no puede haber nada mejor para una sociedad que contar con todos sus miembros para defenderse, incluyendo a las mujeres. Sin embargo, prevaleció la idea aristotélica de que la mujer tenía menos inteligencia que el hombre y que debía ser gobernada por él. Esta idea fue establecida en las normas jurídicas desde el derecho romano, en el que el padre ejercía la autoridad sobre todos los miembros de la familia y la madre era una menor de edad sometida también a la autoridad paterna.Para las religiones monoteístas, Dios es hombre y la mujer ocupa un lugar secundario. Dicha concepción apuntaló al régimen patriarcal, en el que el hombre nace para mandar y la mujer para obedecer.
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Voces en pro de un cambio
Ya desde la Europa medieval Cristina de Pizan escribió que “si la costumbre fuera mandar a las niñas a la escuela y enseñarles las ciencias con método, como se hace con los niños, aprenderían y entenderían (…) todas las artes y ciencias tan bien como ellos”. Sin embargo, se impuso la limitación de la educación de las mujeres a temas solo religiosos.
En la Revolución francesa, Olympe de Gouges señaló en la ‘Declaración de los derechos de las mujeres y las ciudadanas’ que “la ignorancia, el olvido o el desprecio de los derechos de la mujer son las únicas causas de las desgracias públicas y de la corrupción de los gobiernos”. Su osadía le costó la guillotina.
En el siglo XIX, John Stuart Mill escribió en ‘La esclavitud femenina’: “Todo lo que solicitamos se reduce a la abolición de los privilegios y el proteccionismo de los que gozan los hombres”.
El escritor liberal mexicano Ignacio Ramírez escribió en 1854 que las mujeres pasaban por tres estadios: todas nacían esclavas, algunas eran liberadas por sus esposos y pocas se liberaban a sí mismas.
Sin embargo, fue hasta el siglo XX cuando se dio la gran revolución de las mujeres. Ha sido una rebelión mayoritariamente pacífica y silenciosa, y aún no concluye.
Las mujeres demandaron primero sus derechos laborales, su derecho a la educación, sus derechos políticos y ahora luchan por una vida libre de violencia y su derecho a decidir sobre su propio cuerpo. Para Herbert Marcuse, esta ha sido la revolución cultural más trascendente de la historia de la humanidad y la consideró irreversible.
Respuesta:Hace miles de años, los humanos, organizados en pequeños grupos de cazadores-recolectores, sobrevivían adaptándose al medio. La subsistencia se lograba con una elevada participación y especialización. Todos contribuían, pero las actividades se repartían dependiendo de la ventaja comparativa que cada individuo ofrecía. Cazar y pescar eran habitualmente tareas masculinas.
Mujeres y niños recogían agua y frutos silvestres, y los que sufrían algún tipo de discapacidad o se encontraban en la vejez ayudaban como buenamente podían
De esta manera, el estatus de la mujer estaba condicionado por su biología (capacidad reproductiva, fuerza, velocidad) y el entorno. En las regiones tropicales, donde una parte integral de la dieta consistía en frutos silvestres, raíces y tubérculos, el género no parece que fuera algo trascendente a la hora de traer el pan a casa
Asimismo, la intensificación de la agricultura masculinizó el campo. El arado y los animales de carga y tiro demandaban una gran exigencia física. Además, con la propiedad privada vino la esclavitud
ahora bien, la divergencia cultural no sucedió solamente entre grandes masas continentales. En Europa del Norte, tal y como describió Hajnal (1965), las mujeres se casaban relativamente tarde y el celibato ocurría con cierta frecuencia. Esta European Marriage Pattern contrastaba con la idea de una esposa adolescente y un matrimonio universal, que aún hoy es relevante en bastantes países. De algún modo, la mujer esperaba hasta los veinte y tantos, más de una década desde la pubertad, para contraer matrimonio. Todavía no existe un consenso sobre las causas, pero se ha debatido ampliamente en diversas disciplinas. Según Malthus, era un freno preventivo para regular el crecimiento de la población. De Moor y van Zanden, en cambio, han planteado si pudo ser consecuencia de las transformaciones socioeconómicas acontecidas tras la Peste Negra.En esta línea, se especula si esta pauta podría reflejar un leve empoderamiento de la mujer.