Resume en cinco o seis líneas el texto leído
Comportamiento innato y comportamiento aprendido
Observando el comportamiento de los animales es fácil advertir cómo presentan, desde su nacimiento, algunos comportamientos típicos que no derivan de ninguna experiencia, que llevan a cabo instintivamente: en cambio, otros comportamientos son fruto de la experiencia y son aprendidos en el curso de la vida.
Los primeros, llamados comportamientos innatos o instintivos, son parte de un bagaje hereditario que lleva a los animales de una especie determinada a responder, con acciones bien precisas e inmutables, a ciertas situaciones, como ante la vista del enemigo, la necesidad de nutrirse, la llamada de sus descendientes, etc.
Son comportamientos innatos el del pollito recién nacido, cuando pica; el de los patos pequeños, que siguen a su madre en el agua; el de la araña, al construir su tela; el de la ardilla, que la incita a almacenar provisiones para el invierno; el de los hijos de cualquier mamífero, cuando beben la leche de su madre; el de cualquier pájaro, al fabricar su propio nido; el de las golondrinas, al emigrar a la llegada del otoño, etc.
En cambio, el comportamiento que pone en práctica cualquier animal, fruto de la experiencia pasada, y que deriva, por tanto, de su capacidad de aprender, es conocido como comportamiento aprendido, o aprendizaje.
Este comportamiento, que no se hereda de los progenitores, es particularmente evidente en los vertebrados, y todavía más en el caso de los primates, en los cuales las capacidades de recordar una experiencia, de “almacenarla” y de reutilizarla en el momento oportuno, están más desarrolladas.
Así por ejemplo, hoy hace ya una veintena de años que algunos estudiosos japoneses investigaron el comportamiento de las colonias de macacos (macaca fuscata) nativos del sur de Japón. Una de estas colonias, situada en la isleta de Koshima, ha ofrecido, tal vez, el mejor ejemplo de la instauración de una cultura animal sencilla, y también de su evolución. […]
Desde hacía cierto tiempo a los macacos de Koshima se les alimentaba regularmente con boniatos. Un día Imo, una joven hembra de poco más de un año de edad, mostró por primera vez una nueva costumbre. Metió su boniato en el agua de un arroyo, y con la mano libre lo limpió con cuidado de toda traza de arena. Desde ese momento siguió haciéndolo. Imo lavaba sus boniatos, y solo después los comía. La inteligente novedad se expandió progresivamente al resto del grupo, hasta que se convirtió en patrimonio cultural de la mayoría. Fue después una exigencia nueva, sucedida al azar, la momentánea sequedad del arroyo, la causa que determinó el siguiente, me parece justo llamarlo así, progreso cultural de la población. Ahora los simios “tenían que lavar” los boniatos; la escasez de agua dulce les motivó para ir cerca del mar, y emplearon el agua salada. Los boniatos lavados de esta forma adoptaron un nuevo sabor, evidentemente no desagradable. Y en consecuencia la costumbre de los simios de Koshima es esta en la actualidad: ir con los boniatos a la orilla del mar y allí, mordisco a mordisco, condimentarlos con agua salada. Y lo hacen, por supuesto, aunque el agua dulce abunde.
Respuestas
Respuesta dada por:
3
Respuesta:
Desde hacía cierto tiempo a los macacos de Koshima se les alimentaba regularmente con boniatos. Imo lavaba sus boniatos, y solo después los comía. Los boniatos lavados de esta forma adoptaron un nuevo sabor, evidentemente no desagradable
Explicación:
creo que si lo escribes grande y separado si te da las 5 lineas
Preguntas similares
hace 5 años
hace 5 años
hace 8 años
hace 9 años