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La Batalla de Puebla representó una victoria importante para México. El pueblo unido, que regido por el amor a su patria defendió la tierra mexicana ante un ejército de más de seis mil franceses.
Después de la Guerra de Reforma, México estaba sacudido por constantes guerras entre conservadores y liberales lo que orilló al país a una crisis financiera. Tras esta quiebra nacional, el entonces presidente Benito Juárez suspendió por dos años la deuda que tenía con los ingleses, españoles y franceses.
Dirigentes de estas naciones en 1861, se reunieron en Londres para enviar un comunicado al gobierno mexicano amenazándolo de cubrir el pago de la deuda, y de no ser cumplidas las demandas, emprenderían una invasión armada.
El mes de abril de 1862, las negociaciones con España e Inglaterra resultaron en paz, pero las tropas francesas decidieron arribar a México para ajustar cuentas, así que desembarcaron en Veracruz para encaminarse hacia el centro del país.
El Gral. Ignacio Zaragoza decidió hacer frente al enemigo en la ciudad de Puebla instalando fuertes con más de mil 200 hombres al mando del general Miguel Negrete, en los cerros de Loreto y Guadalupe ejecutó tres brigadas de ataque de alrededor de mil hombres cada una, comandadas por los generales Felipe Berriozábal, Porfirio Díaz y Francisco Lamadrid además de 550 elementos de caballería bajo las órdenes del general Antonio Álvarez.
La mañana del 5 de mayo las tropas francesas con más de seis mil elementos arribaron para comenzar el combate.
Desde la capital de la República seguían la batalla por medio de telegramas, en donde recibieron el comunicado que desde las 9:30 se veían las tropas enemigas y hasta mediodía continuaba el ataque con cañones de ambas partes.
Tras otro intento de ataque que fue evitado por las fuerzas republicanas, a las 2:30 de la tarde se anunció que los franceses se dispersaban.
Un par de horas más tarde comenzaba un aguacero y el ejército europeo iniciaba su retirada.
Fue hasta las siete que el general Ignacio Zaragoza comunicó al presidente de la República el triunfo definitivo de la batalla.
El militar Miguel Blanco Múzquiz, Secretario de Guerra y Marina proclamó ante la victoria:
“¡Honor a los valientes soldados de la República! El supremo gobierno ha quedado sumamente complacido por la jornada de hoy, memorable e inmortal en los fastos de nuestra historia; pero particularmente por la heroica defensa de los cerros de Guadalupe y Loreto, donde el invasor y los libres han sellado con su sangre, aquellos su desengaño, y éstos su fama imperecedera. ¡Bravo, valiente general en jefe y todos sus dignos compañeros! ¡Bien, soldados de la libertad y del progreso! La nación os debe mucho, y sabrá amaros y recompensaros como merecéis. Si la jornada termina tan gloriosamente como comenzó y ha seguido, nada quedará que desear al supremo gobierno”.
Después de la Guerra de Reforma, México estaba sacudido por constantes guerras entre conservadores y liberales lo que orilló al país a una crisis financiera. Tras esta quiebra nacional, el entonces presidente Benito Juárez suspendió por dos años la deuda que tenía con los ingleses, españoles y franceses.
Dirigentes de estas naciones en 1861, se reunieron en Londres para enviar un comunicado al gobierno mexicano amenazándolo de cubrir el pago de la deuda, y de no ser cumplidas las demandas, emprenderían una invasión armada.
El mes de abril de 1862, las negociaciones con España e Inglaterra resultaron en paz, pero las tropas francesas decidieron arribar a México para ajustar cuentas, así que desembarcaron en Veracruz para encaminarse hacia el centro del país.
El Gral. Ignacio Zaragoza decidió hacer frente al enemigo en la ciudad de Puebla instalando fuertes con más de mil 200 hombres al mando del general Miguel Negrete, en los cerros de Loreto y Guadalupe ejecutó tres brigadas de ataque de alrededor de mil hombres cada una, comandadas por los generales Felipe Berriozábal, Porfirio Díaz y Francisco Lamadrid además de 550 elementos de caballería bajo las órdenes del general Antonio Álvarez.
La mañana del 5 de mayo las tropas francesas con más de seis mil elementos arribaron para comenzar el combate.
Desde la capital de la República seguían la batalla por medio de telegramas, en donde recibieron el comunicado que desde las 9:30 se veían las tropas enemigas y hasta mediodía continuaba el ataque con cañones de ambas partes.
Tras otro intento de ataque que fue evitado por las fuerzas republicanas, a las 2:30 de la tarde se anunció que los franceses se dispersaban.
Un par de horas más tarde comenzaba un aguacero y el ejército europeo iniciaba su retirada.
Fue hasta las siete que el general Ignacio Zaragoza comunicó al presidente de la República el triunfo definitivo de la batalla.
El militar Miguel Blanco Múzquiz, Secretario de Guerra y Marina proclamó ante la victoria:
“¡Honor a los valientes soldados de la República! El supremo gobierno ha quedado sumamente complacido por la jornada de hoy, memorable e inmortal en los fastos de nuestra historia; pero particularmente por la heroica defensa de los cerros de Guadalupe y Loreto, donde el invasor y los libres han sellado con su sangre, aquellos su desengaño, y éstos su fama imperecedera. ¡Bravo, valiente general en jefe y todos sus dignos compañeros! ¡Bien, soldados de la libertad y del progreso! La nación os debe mucho, y sabrá amaros y recompensaros como merecéis. Si la jornada termina tan gloriosamente como comenzó y ha seguido, nada quedará que desear al supremo gobierno”.
zulemajsv82:
looooo9ggjjf gxkn r gyg d ggggggg a investigar en gracias por j
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