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Respuesta:
Fraternos
La segunda dimensión, inseparable de la anterior, es la fraternidad. Es esta una experiencia natural vinculada con nuestro origen; todos somos hijos de unos padres; muchos miembros de las comunidades tienen experiencia de la fraternidad natural y originaria, otros han sido hijos o hijas únicas. Muchas miembros de las comunidades tienen la experiencia de pertenecer a familias extensas; peor hay quienes han nacido y crecido en el tiempo de familia nuclear.
Sobre las pautas de vida familiar arraiga la experiencia de la fraternidad evangélica: las profundiza; las extiende a los hermanos de comunidad, y las alarga hasta la fraternidad universal. La necesidad humana de pertenencia se satisface, en primer término en la familia en que se nace; pero en todas las personas esa necesidad, ese “longing for belonging” es abierto y busca su satisfacción en la comunidad fraterna. Para ello se requiere una construcción progresiva de la intimidad común. Hacen falta vivencias comunes. No basta estar comprometidos en la misma misión, ni vivir bajo el mismo techo; es menester cultivar la comunicación personal, el conocimiento mutuo para ir creando una biografía colectiva.
Respuesta:
Una comunidad, una religión, si no tiene espíritu no se aguanta. El que no tiene el espíritu de Cristo no puede ser de Cristo (Rm 8,9). El espíritu se pierde por la inobservancia de cosas pequeñas al parecer, pero que son de grande trascendencia. Dios ama mucho la fidelidad del hombre en cosas pequeñas.
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