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El extraño caso del ladrón de bicicletas que calzaba chancletas
En Villa Rueda del Camino Escarpado se celebraba todos los años una competición muy especial: una carrera de bicicletas. Pero no era una carrera cualquiera. Lo especial del evento era que los ciclistas no podían llevar zapatillas de deporte ni ropa deportiva convencional.
Eso hacía que la carrera de bicicletas de Villar Rueda del Camino Escarpado se convirtiera en una fiesta que recordaba más a un carnaval que a un evento deportivo.
Pero hubo un año en el que la carrera estuvo a punto de cancelarse. El motivo fue que alguien había robado las bicicletas.
La noche antes de la carrera, todas las bicicletas se guardaban en el polideportivo municipal, ya listas para la competición.
El vigilante de seguridad no daba crédito a lo que había pasado.
-Sí, ha habido movimiento esta noche -declaró el vigilante-. Había un tipo que entraba y salía. Decía que estaba entrenando, porque no se acostumbraba al calzado que llevaba puesto.
-¿Qué calzaba el sujeto en cuestión, señor vigilante? -le preguntó el policía que llevaba la investigación.
-chancletas, llevaba chanclas -respondió el vigilante-. Pensé que con ese calzado sería muy difícil pedalear, y más por este pueblo, que por algo lleva en el nombre camino escarpado.
-¿Qué bicicleta llevaba? -preguntó el policía.
-No estoy seguro -dijo el vigilante-. El caso es que cada vez que lo veía la bicicleta tenía un aspecto diferente. Cuando le pregunté me dijo que estaba haciendo modificaciones sobre la marcha.
-Gracias, señor vigilante -dijo el policía.
El policía congregó a todos los participantes, visitantes y habitantes del lugar.
-El ladrón no puede andar muy lejos -dijo el policía-. Entre todos lo encontraremos. Vamos a hacer un registro. Todo aquel que tenga chancletas en sus casas tendrá que declarar.
NEl extraño caso del ladrón de bicicletas que calzaba chancletasada más decir esto alguien empezó a separarse del grupo lentamente, esperando que no le viera nadie. Pero el policía se percató en cuanto se separó un poco del grupo.
-¡Eh! ¡Oiga! No se vaya -dijo el policía.
Pero el aludido no hizo caso y empezó a correr. No llegó muy lejos, porque con las chanclas mucho no se puede correr.
-Más te vale confesar y decir qué has hecho con las bicicletas -dijo el policía.
El ladrón de bicicletas confesó. Los participantes recuperaron sus bicicletas y la carrera, finalmente, se celebró.
Desde ese día todos los participantes pedalean en chancletas para conmemorar el robo más absurdo que se había visto en décadas.
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