¿Cómo podrías hacer para que el sistema respiratorio actúe en su forma normal cuando te encuentras en una situación de pánico?
Respuestas
Respuesta:
La persona intenta en un momento dado detener su ritmo frenético. Se sienta, se para en frente al semáforo, espera en una cola, se tumba a descansar un rato, intenta mirar la televisión, está sentado en un medio de transporte, etc., Es precisamente eso, que estamos haciendo algo que no es particularmente activo lo que nos desconcierta, porque repentinamente notamos que no podemos hacer la cosa tan tranquila que queríamos hacer, porque el sistema nervioso está demasiado alterado para bajar de tan arriba a tan abajo en un instante.
En un segundo percibimos esta dificultad anómala, podemos observar los efectos de la taquicardia (acaloramiento de la parte central del cuerpo, aceleración respiratoria), nuestra respiración parece ser incómoda, y los mecanismos automáticos del control del ritmo respiratorio deciden hacer paradas bruscas que nos desconciertan (¿Me quedaré sin aire, pensamos?), se ha disparado nuestro sistema de alarma como esas alarmas de la tienda de al lado que se conecta un día de viento sin más ni más.
En un segundo notamos el encendimiento que produce en nuestro cuerpo el estado de activación general (pensemos por ejemplo en la reacción que sentiríamos ante un susto intento repentino, como ver aparecer un perro en nuestra habitación o que se rompieran los vidrios de una ventana, una explosión, etc.).
Pero como nada pasa en el exterior, pensamos, ¿Qué me sucede? ¿Me estaré muriendo? ¿Será esto un ataque cardíaco, colapso respiratorio, embolia cerebral? ¿Será esto que tengo un ataque de locura? ¿Cómo me puedo morir ahora sin haber hecho testamento o dejando las cosas sin arreglar?
Pensar este 'diagnóstico' no es precisamente tranquilizador... Así que si ya estamos 'encendidos' creernos en grave peligro acaba de extender el incendio. Estamos en pleno pánico. Sube el nivel de ansiedad provocando más efectos espectaculares (temblor de piernas, sensación de vértigo, rigidez de nuca, visión borrosa, sensación de flotar e de irrealidad)
Puede que se acuda a un servicio de urgencias por si las dudas, y ahí, tras las pruebas oportunas nos digan que no era nada grave, sólo un ataque de ansiedad. ¿Pero cómo nos podemos convencer de que no era NADA, si nosotros en realidad nos sentimos terriblemente mal?.
El habernos sentido tan traspuestos, el que eso sucediera en un momento tan tenso de nuestra vida en medio de las complicaciones y exigencias, y encima el miedo a que se repita... con qué facilidad se puede efectivamente repetir el episodio que deseábamos que ¡por favor! no volviera otra vez...
Explicación:
Respuesta:
Como promedio, una persona que realiza una actividad moderada durante el día respira alrededor de 20 000 L de aire cada 24 horas. Inevitablemente, este aire (que pesaría más de 20 kg) contiene partículas y gases potencialmente nocivos. Las partículas, como el polvo, el hollín, el moho, los hongos, las bacterias y los virus se depositan en las vías respiratorias y en las superficies alveolares. Afortunadamente, el aparato respiratorio tiene mecanismos de defensa para limpiarse y protegerse por sí mismo. Solo las partículas extremadamente pequeñas, con un diámetro inferior a 3-5 micras, penetran profundamente en el pulmón.
Los cilios, unas minúsculas proyecciones musculares parecidas a los cabellos que sobresalen de las células que recubren las vías respiratorias, son uno de los mecanismos de defensa del aparato respiratorio. Los cilios propulsan una capa líquida de mucosidad que recubre las vías respiratorias.
La capa de mucosidad atrapa microorganismos patógenos (microorganismos potencialmente infecciosos) y otras partículas, impidiendo que lleguen a los pulmones.
Los cilios se agitan más de mil veces por minuto y desplazan hacia arriba la mucosidad que recubre la tráquea a una velocidad aproximada de 0,5 a 1 cm por minuto. Los microorganismos patógenos y las partículas que quedan atrapados en esta capa de mucosidad son expulsados al toser o arrastrados hasta la boca y deglutidos.
Explicación:
La persona intenta en un momento dado detener su ritmo frenético. Se sienta, se para en frente al semáforo, espera en una cola, se tumba a descansar un rato, intenta mirar la televisión, está sentado en un medio de transporte, etc., Es precisamente eso, que estamos haciendo algo que no es particularmente activo lo que nos desconcierta, porque repentinamente notamos que no podemos hacer la cosa tan tranquila que queríamos hacer, porque el sistema nervioso está demasiado alterado para bajar de tan arriba a tan abajo en un instante.
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