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Uno de los mejores secretos: Escuchar a los clientes
La idea de una empresa de éxito no es, desde luego, vender lo que uno quiere, sino lo que los clientes quieren comprar. Esta sentencia es un principio básico de todo negocio. Desde siempre, las mejores ideas provienen de los clientes. Por tanto, se les debe prestar siempre atención a todo lo que digan o comenten. No se pueden obviar las indicaciones o sugerencias de las personas que permiten que la empresa siga existiendo. No tiene sentido y ningún negocio se puede permitir el lujo de prescindir de las opiniones y comentarios de los consumidores.
Si no les escucha lo más seguro es que el negocio se hunda y el emprendedor no sepa el motivo que ha conducido al cierre. Tampoco entenderá nunca por qué nadie adquiría sus referencias y sí las de un rival que, en un principio, eran de peor calidad que las que usted ofrecía. Éste es uno de los secretos más importantes.
Esté preparado
También es fundamental estar siempre preparado para anticiparse a los problemas. Un empresario debe hacer siempre los deberes por adelantado y predecir cualquier tipo de contratiempo que pueda poner en riesgo al negocio. En el mundo actual, con Internet, la información está siempre al alcance de cualquiera por lo que es menos entendible que nunca que un emprendedor no sea la persona que posea más conocimientos sobre el área económica donde se mueve su negocio.
Hay que recordar siempre que la preparación es la mejor enseña de profesionalidad que se puede ofrecer a los clientes y será una virtud que será extensamente valorada.
Ofrecer un buen servicio
Piense en algo tan simple y estudiado como puede ser una pizzería que ofrece servicio a domicilio. En principio, la experiencia de muchos podría llevar al error de pensar que se trata de un negocio sencillo en el que no hace falta estudiar demasiado para descubrir cuáles pueden ser sus fundamentales de éxito. Craso error.
Cualquier negocio, por sencillo que parezca, puede fracasar si se ofrece un mal servicio
Volvamos al ejemplo de la pizzería. Por muy buen sabor que tenga su comida, si el producto llega tarde o frío al domicilio de los clientes, no tendrá éxito. Da igual que se traten de problemas concretos o de mala suerte, jamás se deben poner excusas para explicar nuestra incapacidad de ofrecer al cliente lo que se merece.
No existen pretextos, ni gimoteos. Un negocio que quiere funcionar debe dar lo que promete siempre y en cualquier circunstancia. Y si por cualquier motivo ha sido imposible se debe premiar al consumidor afectado para retenerle en la base de clientes. Sin olvidar la obligación de solucionar el problema para evitar que vuelva a ocurrir.
Vigilar los costes
Piense en que una empresa es como su familia y que nunca puede deber más de lo que gana. Así de sencillo. Si tiene X, no puede gastar X+Y, sino X-Y. Solo extremando la prudencia en los costes se pueden superar las dificultades que se plantean siempre en los primeros años de vida de una aventura empresarial.
No encerrarse
Por mucho esfuerzo que requiera tener un negocio, que lo requiere, un emprendedor no debe cometer jamás el error de encerrarse entre las cuatro paredes de su despacho y olvidarse de pisar la calle. Solo bajando al barro se descubren las oportunidades y los riesgos del negocio. Por tanto, se trata de otro principio básico que todo nuevo negocio debe tener en cuenta. Y si quieres terminar a lo grande y exportar tu negocio, CESCE te ayudará a conseguirlo.
Saber elegir
Un emprendedor debe ser siempre realista y a la hora de definir la gestión comercial y de marketing de la empresa se debe considerar que no se puede llegar a todo el mundo. Hay que seleccionar un nicho y centrar la inversión en ese entorno. Saber especializarse es fundamental para diferenciar los negocios que funcionan de los que no lo hacen. Aquí te dejamos más claves sobre emprendimiento.
Respuesta:
todo negocio consiste en una transacción mediante la cual dos o más partes intercambian bienes y servicios por un precio determinado o determinable. El intercambio de un bien o servicio por otro se denomina trueque. Desde un punto de vista jurídico, todo negocio se formaliza a través de un contrato, siendo el de compraventa el negocio jurídico por excelencia.