un dibujo en el que igual de los muralistas muestre el impacto de los problemas sociales​

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Respuesta dada por: thefundashi209
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Respuesta:

Hace aproximadamente cuarenta años atrás surgió en Chile un movimiento artístico, político

y popular que supo identificar los muros como una herramienta de expresión y pertenencia,

y que encontró en el color y en la imagen pública un mecanismo de difusión igualitario y

provocativo, que en tiempos de dictadura, llegó a conformar una de las bases del imaginario

de resistencia y lucha social. En condiciones de clandestinidad y oposición, el muralismo

penetró las calles de nuestra urbe compartiendo y difundiendo un mensaje de cambio;

paralelamente, impuso y evidenció la presencia y vida de grupos e individuos reprimidos

desde la oficialidad. Había un sentido, un mensaje, condiciones y limitantes que hicieron

del mural y los brigadistas un símbolo nacional, conformando así una gráfica determinada

que atravesaría los poderes gubernamentales para instalarse definitivamente dentro de los

tesoros artísticos y culturales de nuestro país.

Desde la Historia hubo un inmediato reconocimiento y un especial interés en

inmortalizar la fuerza de los murales y las principales brigadas, dentro de las que destacan,

las conocidas Brigada Ramona Parra y Brigada Elmo Catalán. La tarea fue básicamente

esclarecer sus orígenes, resguardar su indiscutida relevancia social y describir los medios

a través de los cuales pudieron tener cabida en la realidad

. No obstante, en general la

historio grafía no abordó la existencia de dinámicas de significación comunitaria que surgen,

se mantienen y renuevan al pintar un mural, la influencia de los murales en la conformación

de una identidad tanto individual como colectiva, y el importante rol que juega la memoria de

un pasado y de un presente que no se acepta ni se olvida, que se grita una y otra vez. Nada

sabemos del muralismo post-dictadura porque hemos confinado el estudio de su historia al

campo del pasado, porque hemos silenciado la existencia de relaciones que se reproducen

en nuestra contingencia y realidad

Han pasado ya algunas décadas y lo cierto es que el mural de hoy no sólo no es el

mismo de entonces, sino que responde a nuevas dinámicas sociales, otros imperativos,

diferentes estéticas y sin duda, una nueva forma de concebir lo social. Cuestionarse

estos cambios es una obligación, sin embargo, es una obligación que sólo tiene sentido

en tanto logramos comprender a qué responden dichas variaciones, qué relaciones y

significaciones se encuentran detrás de los muros pintados de nuestra ciudad. Cada mural

tiene un mensaje, una funcionalidad y una misión que nos habla de quién lo pinta, de

cierta intencionalidad y urgencia. Sin embargo, también cada sujeto

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