¿Cuál es el conflicto que identificas que se
desarrolla en el fragmento de la obra La importancia de llamarse Ernesto? Explica.


zuryhc9: pero es del acto dos solo paraver si es lo mismo
zuryhc9: YA LO ALLE

Respuestas

Respuesta dada por: davidyangel2345
11

Respuesta:

no se nada y no puedo ayudarte


miriangar199: entonces no respondas.
zuryhc9: exacto
zuryhc9: ami tambien me dejaron eso estoy en eso talvez te alludo si lo ago
zuryhc9: YALO ISE AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
zuryhc9: JAJJAA
Respuesta dada por: zuryhc9
11

Respuesta:

ES ESTA : SUSANA.— (Al verle.) ¡Ernesto! ¡Mi Ernesto!

GRESFORD.— ¡Susana! ¡Amor mío! (Se dispone a besarla.)

SUSANA.— (Dando un paso atrás.) ¡Un momento! ¿Puedo preguntarle a usted si es verdad que tiene

relaciones con esta señorita? (Señalando a CECILIA.)

GRESFORD.— (Echándose a reír.) ¿Con Cecilia? ¡Qué he de tener! ¿Quién puede haberle metido a

usted esa idea en su preciosa cabecita?

SUSANA.— ¡Gracias! Ya puede usted besar. (Ofreciéndole la mejilla.)

CECILIA.— Ya suponía yo que estaba usted equivocada, miss Bracknell. El caballero que en este momento la tiene a usted cogida del talle es mi querido tutor, míster Juan Gresford.

SUSANA.— ¿Cómo ha dicho usted?

CECILIA.— Que es el tío Juan.

SUSANA.— (Retrocediendo.) ¡Juan! ¡Oh!

(Entra ARCHIBALDO.)

ARCHIBALDO.— (Yendo derecho hacia CECILIA, Sin reparar en los demás.) ¡Amor mío! (Pretende darle

un beso.)

CECILIA.— (Dando un paso atrás.) ¡Un momento, Ernesto! ¿Puedo preguntarle a usted si es verdad

que tiene relaciones con esta señorita?

ARCHIBALDO.— (Mirando a su alrededor.) ¿Qué señorita? ¡Santo cielo! ¡Susana!

CECILIA.— Sí. sí; a Susana me refiero.

ARCHIBALDO.— (Echándose a reír.) ¡Qué he de tener! ¿Quién puede haberle metido a usted esa idea

en su preciosa cabecita?

CECILIA.— (Presentándole la mejilla.) Ya puede usted besar. (ARCHIBALDO la besa.)

SUSANA.— Ya sabía yo que debía haber algún error. Miss Morris, el caballero que en este momento

la besa a usted, es mi primo Archibaldo Moncrieff.

CECILIA.— (Separándose bruscamente de ARCHIBALDO.) ¡Archibaldo! ¡Oh! (Ambas muchachas se dirigen una hacia la otra, y cógense del talle como buscando protección.) ¿Se llama Archibaldo?

ARCHIBALDO.— No puedo negarlo.

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