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Respuesta:Las últimas cuatro palabras que pronunció en su vida las dijo en español, como las ven ustedes escritas: «¿Quién es? ¿Quién es?». Murió cuando tenía solamente veintiún años, pero ya era el forajido más célebre de su tiempo. Por entonces la leyenda había llegado incluso a la vieja Europa. La prensa hablaba sobre él como un personaje novelesco y le achacaba toda clase de crímenes, incluso varios que no había cometido. Todo lo relacionado con él se había engrandecido; por algún motivo, su figura poseía la capacidad de incendiar la fantasía popular. Aún hoy su nombre, o mejor dicho su universal apodo, es el sinónimo por antonomasia de aventura en el salvaje Oeste.
Su último día de vida, el 14 de julio de 1881, William Bonney, en todo el mundo conocido como Billy el Niño, estaba solamente a unas decenas de kilómetros de la frontera mexicana. Fugitivo de la justicia y con una condena a muerte pendiendo sobre él, no le hubiese resultado difícil escapar hacia el sur para alcanzar la libertad, cabalgando por un territorio que conocía bien y donde tenía muchos amigos. Sin embargo, algo se interpuso en su camino: el amor. Aun sabiendo que tenía a todas las autoridades de Nuevo Mexico persiguiéndole, Billy decidió no partir en dirección a México. Su fogosidad e inconsciencia juveniles lo arrastraron hacia el lugar donde más fácilmente podrían terminar encontrándole: la casa familiar de los Maxwell, la familia mexicana a la que pertenecía su novia de entonces, Paulita Maxwell.
Pero Billy no sería el único visitante de los Maxwell durante aquella noche de verano. Al sheriff encargado de su captura, Patrick F. Garrett, le había llegado información jugosa. Sabiendo que el famoso forajido se cobijaba allí, Garrett se presentó silenciosamente sobre la medianoche, acompañado por un par de ayudantes a quienes dejó vigilando en el exterior de la casa mientras él se colaba por la ventana en la habitación de Pete Maxwell, amigo de Billy. Garrett sorprendió a Maxwell en la penumbra y empezó a interrogarle sobre el paradero del fugitivo más famoso de América. La casualidad quiso que Billy saliera de la habitación de Paulita Maxwell. Hambriento, se dirigió hasta la caseta del exterior en la que la familia conservaba el ciervo que acababan de cazar, para cortarse un filete. Cuando estaba con el cuchillo en la mano, detectó la presencia de dos hombres en torno a la casa. Regresó dentro, caminando con sigilo hacia el dormitorio de Pete Maxwell para avisarle de la presencia de aquellos extraños. Tras abrir la puerta, comprobó con sorpresa que su amigo Pete no estaba solo en la habitación, pero como la oscuridad no le permitía distinguir el rostro del acompañante, Billy preguntó en español, lengua que dominaba: «¿Quién es? ¿Quién es?».
Por toda respuesta, sonaron dos disparos. Billy cayó al suelo, quedando tendido sobre su espalda. En la oscuridad se escuchó su agónica y burbujeante lucha por respirar. Después se hizo el silencio. Una de las balas le había alcanzado cerca del corazón. Billy el Niño era historia.
Su prematura muerte no hizo sino disparar su fama todavía más, hasta convertirlo en la mayor leyenda del salvaje Oeste. Algo en torno suyo excitaba la imaginación del público. Se han rodado decenas de películas sobre su vida, y el número de libros publicados, ya sean novelas o biografías, es incontable en la práctica. Pero el recuerdo de la persona quedó con frecuencia sepultado bajo una montaña de mitos, imprecisiones y malas interpretaciones. Durante mucho tiempo las creencias populares sobre Billy el Niño contradecían lo que recordaban los conocidos más cercanos. La literatura de todo pelaje, el cine y sobre todo la tradición oral fabricaron un molde acorde a los estereotipos del Oeste. Por ejemplo, muchos pensaban que Billy el Niño había sido un tosco bandido sin apenas educación, como parecía deducirse de la única fotografía suya que existe y de las muchas fábulas que ha inspirado esa imagen, un primitivo ferrotipo que le hicieron cuando trabajaba como cowboy y que debió de costarle unos veinticinco centavos de la época (el equivalente de cinco euros, más o menos). Muchos pensaban también que Billy había sido un asesino frío y despiadado, idea nacida de la prensa de su época y también de los manipulados recuerdos que el sheriff Pat Garrett plasmó más tarde en un libro. En sentido contrario
Explicación:
Respuesta:Dijo nadie la tiene más grande que yo
Explicación:Era Gay