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El misterio de las plumas de las palomas
El misterio de las plumas de las palomasEn Villatriste ningún adulto reía ni sonreía. Cuando los habitantes de Villatriste salían a la calle se sentaban en un banco o en cualquier parte, o caminaban cabizbajos de acá para allá.
Hasta lo niños empezaban a contagiarse de tanta tristeza y apatía
-¡A, qué pena más grande! A esto hay que ponerle remedio -dijo el alcalde-.
Como nadie sabía que hacer, el alcalde contrató los servicios de un famoso curandero, famoso por curarlo todo.
Cuando el curandero llegó, lo vio claro.
-El remedio a la tristeza de está en las plumas de las palomas -sentenció el curandero-. Todo aquel que consiga una pluma de paloma quedará curara. Pero no vale una pluma caída: hay que quitársela a la paloma sin hacerle ningún daño.
-Y con eso ¿qué conseguiremos? -preguntó el alcalde-.
-alegría, señor alcalde, alegría -respondió el curandero.
-Pero ¿qué alegría puede darle al cuerpo una pluma de paloma? -insistió el alcalde.
-Esa respuesta la tendrá que encontrar cada uno -dijo el curandero-. Llámenme para que les pase la factura cuando hayan conseguido su objetivo. Espero su llamada mañana.
Con bastante incredulidad, el alcalde comunicó a los ciudadanos lo que había dicho el curandero.
Cuando la noticia se extendió la gente empezó a preguntarse qué misterio guardarían las plumas de las palomas.
El misterio de las plumas de las palomas-Habrá que ir a buscar palomas -decía la gente.
Y al final del día, todo el mundo estaba feliz y contento. Nadia había conseguido coger ninguna pluma de paloma.
-¡Qué divertido es perseguir palomas, aunque se escapen siempre! -decían los vecinos.
Y así fue como los vecinos de Villatriste recuperaron la alegría. Porque a veces lo más sencillo y lo más inocente es lo que realmente nos hace sonreír.
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Te he puesto dos:
1- No puedo escapar de esta vieja casa. Lo he intentado una y otra vez, pero la niebla me lo impide. Es tan densa que es imposible deambular allá afuera sin perderse. Parece como si la casa fuera lo único que existe. No sé cómo llegué aquí, ni a quién pertenece. Si sólo pudiera recordar… pero por más que me esfuerzo no lo consigo. De vez en cuando vienen extraños a la casa. No los conozco de nada. Unas veces me escondo; otras, intento hablar con ellos, pero huyen despavoridos. Es entonces cuando me doy cuenta de que estoy muerto.
2- No me aguantaba, abrí la puerta, subí la tapa, cogí el papel, me senté e hice mis necesidades.
Cuando me levanté oí un sonido extraño.
Como un viento, en ese momento… me entro un frio. Me gire para cerrar la tapa del vàter i para tirar de la cadena. Al tirar, la cadena, se formó un remolino. Cada vez hacía más frío. Dentro del remolino había un niño disfrazado de payaso, Me sonaba mucho ese disfraz y al poco tiempo recordé que yo iba disfrazado de payaso con mis amigos.
Pensé que podía ser izan, mi mejor amigo pelirrojo. Le pregunté para ver si era él. Me respondió, que sí era el.
Y yo le dije:
-porque entraste a mi casa? y continúe hablando...
Izan para de hacerme preguntas, le dije. ¿Y seguí preguntando cómo había entrado en mi casa y ¿como había hecho el viento? ¿Y los efectos?
Izan me respondió, un mago nunca revela sus secretos.