Quien me dice los sucesos que vivió Jesús :condenado a muerte crucifixión nacimiento,muerte, elección de sus discípulos adoración de los magos, resurrección
Respuestas
Explicación:
Para comprender a una persona es necesario conocer el contexto histórico, cultural, económico, social, religioso y político en que vivió. Como nosotros, Jesús fue hijo de su tiempo, nació de madre judía, de la casa de David y en el pueblo del Israel del primer siglo de nuestra era.
Jesús era judío no sólo por nacimiento.
Su forma de comprender a Dios y a la vida estará marcada para siempre por la cultura semítica.
Por medio de san Lucas sabemos que pasó por el rito de la presentación y circuncisión y que vivió la ceremonia del Bar Mizváh a la edad de 12 o 13 años, en la cual, como todos los judíos, fue al Templo de Jerusalén y comenzó a vivir la Ley y a ser “hijo del mandamiento”
El mismo evangelio nos dice que frecuentaba la sinagoga de Nazaret, donde se leían y comentaban los textos sagrados y que participó en las fiestas judías.
Fréderic Manns escribe: “Si bien es cierto que Jesús ponía por encima de todo la adoración al Padre en espíritu y en verdad, que puso los mandamientos de la Ley por debajo de los mandamientos de amor, caridad y justicia, que rechazó las exigencias de un cierto legalismo exagerado, es un hecho confirmado por los evangelistas que, hasta su último día, Jesús jamás dejó de practicar los ritos del judaísmo: pronunció las bendiciones judías, celebró la Pascua según el rito de la liturgia familiar y rezó los Salmos hasta el final. Jesús dijo: No he venido a abolir el judaísmo, sino a llenarlo, fecundarlo, llevarlo a su plenitud”.
La ceremonia del Bar Mitzvah por la que paso Jesús. Aqui; la persona adquiere los derechos y responsabilidades de un adulto. Desde ese momento es responsable por el seguimiento de los mandamientos de la Toráh y de ponerse los Tefilin todos los días. La costumbre es que después de haber recibido la instrucción religiosa y haber comenzado a colocarse los tefilín en las oraciones matutinas, el joven es llamado a la Toráh el Shabat posterior a la fecha de su cumpleaños. El joven leerá la parashá, es decir, los rollos sagrados de ese día, o por lo menos pronunciará las bendiciones de la lectura de la Toráh. A continuación, el padre, parado junto a su hijo, declarará con orgullo y emoción: Bendito sea quien me ha liberado de la responsabilidad por este hijo.
Por otra parte, las escenas evangélicas nos sitúan en las regiones de Galilea y Judea, tocando de forma marginal Samaria.
Desgraciadamente los textos aportan muy poca información sobre cómo vivía la gente en la Palestina del siglo I; y es que a los evangelistas no les interesaba hacer una crónica de la historia de la región o de sus costumbres, su finalidad es sencillamente proclamar que Jesús es el Señor. San Juan lo dice muy claramente en la primera conclusión de su evangelio: “Jesús realizó en presencia de los discípulos otras muchas señales que no están escritas en este libro. Estas han sido escritas para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida” (Jn 20:30-31).
Por lo mismo, es necesario acudir al testimonio de la historia y la arqueología para completar el retrato de la vida en la Galilea del siglo I.
Lo que pretendemos en esta parte de nuestro estudio es que los datos obtenidos por la historia y la arqueología, consideradas como ciencias, nos ayuden conocer de una manera más precisa y verdadera tanto a los protagonistas como a las circunstancias del relato evangélico. Si bien es cierto que durante muchos años la arqueología tuvo una función etiológica, es decir, de corroboración de los relatos bíblicos por medio de una correlación entre su existencia, su destrucción y el contenido de los relatos, me parece que la contribución que puede aportar la arqueología es mucho mayor, ya que, como ciencia, tiene el método y la capacidad para reconstruir una buena parte de la vida en la Palestina del siglo I. Veamos, pues, los diferentes ámbitos del mundo en que Jesús y sus discípulos vivieron.