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Pero ahora este soberbio tiro causaba la admiración de los transeúntes, cuando enjaezado a la calesera con madroños verdes entraba por las calles de Madrid.
Esquilache, al regresar a España en 1622, fué muy considerado del nuevo monarca Felipe IV, y murió en 1658 en la coronada villa del oso y el madroño.
Entre todos ellos descollaba como la robusta encina en bosque de madroños, el tío Manolo.
No había un alma en los campos... Nuestra hermosa Provenza católica otorga los domingos descanso a la tierra... Los perros solos en los hogares, las granjas cerradas... De vez en cuando, una galera de ordinario con el toldo chorreando; una vieja, cubierta la cabeza con su mantón de color de hoja seca; mulas engalanadas con guarnición de esparto azul y blanco, madroños rojos, cascabeles de plata, tirando de una carreta en las que las gentes de las masías van a misa; después, allá abajo, por entre los jirones de la bruma, una barca en el río y un pescador de pie, lanzando su esparavel.
Dos butacas de raso entre azulado y ceniciento, con flecos de borlitas y madroños multicolores y brillantes; en la pared, un magnífico espejo con ancho marco de dorada hojarasca; en el centro, un veladorcito de ónix y bronce, sobre el cual había una canastilla de porcelana de Sèvres, llena de las flores, ya marchitas, que llevó don Juan el primer día; ante la chimenea encendida, la famosa doble silla en forma de S, y en el suelo, para que la esperada beldad pusiese los lindos piececitos, dos grandes almohadones de seda oscura, que destacaban sobre la alfombra casi blanca cuajada de rosas amarillentas.
Los hombres van de americana y pavero; las mujeres con flores puestas en el pelo a lo gitana, luciendo unas la mantilla de blonda blanca y otras la de casco de color con sedosos madroños negros, que sombrean dulcemente la cara.
Porque tú, mamá, irás con tu mantilla de tul bordado, y me emprestarás o me regalarás la otra que tienes de madroños, que me está como pintada.
Detrás venía la hija, hecha un sol, con su lindo vestido de seda chinesca, su mantilla de madroños, su alta peineta de concha y un montón de claveles junto a la peineta.
Las puntadas de ella y las morcillas y longanizas que sabe hacer su madre no bastan para costear levitas a los caballeros, y para seguir emperejilándose con ricos trajes y mantillas de madroños, como dicen que en Madrid van a los toros las damas de alto copete y las majas de rumbo.
Tenemos manzanas, perales, cerezos, albaricoqueros, castaños, nogales y almendros, y eso en casi todas las casas: algunos vecinos han plantado pequeños viñedos, y yo estoy ensayando ahora una plantación de moreras y de madroños, para saber si podrá establecerse el cultivo de los gusanos de seda.
#madroño#, m. strawberry tree.
Don Pedro atendía a satisfacer sus menores deseos: en ocasiones se mostraba hasta galante, trayéndole las flores silvestres que le llamaban la atención, o ramas de madroño y zarzamora cuajadas de fruto.
Recuerdo que una tarde del Otoño, En la Villa del oso y del madroño, En casa de Paterno, De filipinas glorias Recolector eterno Y pensador de idílicas historias, Se hallaban literatos, Ministros, periodistas, Músicos y pintores, Y todos los artistas, En raros pugilatos, A conquistar aplausos o bellezas Exhibiendo primores En cultas gentilezas... Rizal, con tino singular y austero, Me señaló en un rico musiquero La colección de músicas tagalas, Diciénidome sincero: "Mi corazón palpita Cuando a la luz de filipinas galas La música infinita De un canto lastimero Despierta el alma mía Al kundiman de suave melodía..." Y me habló de la insólita guitarra Y me dijo galante: "Yo siempre pintaría al estudiante Con libro, con laúd y cimitarra
Explicación: Espero que te sirvan.......