Respuestas
Respuesta:
MAURICIO: …No se trata del asilo y el pedazo de pan. Lo que estamos ensayando aquí es una beneficencia pública para el alma […] ¿No cree que sembrar una inquietud o una ilusión sea una labor tan digna por lo menos como sembrar su trigo? […] ¿Estaría usted aquí ahora si yo no hubiera <<jugado>> anoche? […] Si viera nuestros archivos se sorprendería de lo que puede conseguirse con un poco de fantasía… y contando, naturalmente con la fantasía de los demás. […] No hay una ley que autorice robar niños, ni está permitido sobornar a los jueces aunque sea con el canto de un ruiseñor.
El hombre en cambio va a causa del tema central de la obra.
El Señor Balboa le comenta la triste vida que están llevando con su esposa a causa de un nieto que él había echado hace ya veinte años de la casa. Le explica al director que los padres de su nieto habían fallecido y ellos quedaron a cargo de él, pero por miedo a perderlo fueron muy indulgentes y así fue desfalleciendo su persona, cuando quiso detenerlo ya era tarde. Un día lo encontró totalmente perdido y tratando de robar del escritorio. El nieto lo insulto, le levantó la mano y ahí fue cuando Balboa le pegó y echó de la casa. El muchacho se embarcó y se fue a Canadá. Lo que el se enteraba del joven eran noticias peores, por lo cual no le informaba a la esposa. Durante los veinte años su esposa con su silencio e ignorancia hacia él y hacia su propia vida le dejó claro que lo culpaba de lo acontecido. Pero un día el señor no pudo más. Decidió escribir cartas simulando ser el nieto, quien se arrepentía de los daños ocasionados, llevaba una nueva vida recibido de arquitecto, viajando, con una novia con la que se casó. El problema fue cuando la abuela recibió un cablegrama del nieto verdadero que regresaba en un barco ,el "Saturnia", pero Balboa se enteró que se hundió y ahí era donde necesitaría la ayuda de la organización.
Consiguió que el Directo suplante como Mauricio, la personalidad de un joven malvado, el Otro (nieto verdadero) y con la complicidad de Isabel (Marta) como su mujer. La misión duraría una semana, por lo tanto ellos deberían informarse hasta con los más mínimos detalles, porque además el regreso sería el día siguiente.
SEGUNDO ACTO
Este se desarrolla de noche, en el salón de la casa de los abuelos.
Aquí aparece nuestro personaje fundamental, la abuela con quien se va formando el clásico nudo a medida que la acción avanza con cierta rapidez.
El encuentro de Mauricio con su abuela fue maravilloso, con toda la naturalidad y él revivía cada recuerdo en cada palabra al igual que Isabel, que a pesar de haber sido principiante fue muy espontánea y tan natural como Mauricio. La abuela era enormemente feliz cada vez que Mauricio y su mujer le demostraban saber todos los detalles de la casa así como las viejas costumbres.
MAURICIO:…Isabel podría reconocerla con los ojos cerrados.
ISABEL: Ahí la cocina de leña (…) un reloj suizo de carillón que suena como una catedral pequeña. ¡Ese! ¡Lo hubiera reconocido entre mil!
ABUELA: ¡Sigue, Isabel, sigue…!
[…]
ABUELA: Por lo menos, hay una cosa que no puedes rechazarme. ¿Te acuerdas cuando venias del colegio gritando?
Respuesta:
MAURICIO: …No se trata del asilo y el pedazo de pan. Lo que estamos ensayando aquí es una beneficencia pública para el alma […] ¿No cree que sembrar una inquietud o una ilusión sea una labor tan digna por lo menos como sembrar su trigo? […] ¿Estaría usted aquí ahora si yo no hubiera <<jugado>> anoche? […] Si viera nuestros archivos se sorprendería de lo que puede conseguirse con un poco de fantasía… y contando, naturalmente con la fantasía de los demás. […] No hay una ley que autorice robar niños, ni está permitido sobornar a los jueces aunque sea con el canto de un ruiseñor.
El hombre en cambio va a causa del tema central de la obra.
El Señor Balboa le comenta la triste vida que están llevando con su esposa a causa de un nieto que él había echado hace ya veinte años de la casa. Le explica al director que los padres de su nieto habían fallecido y ellos quedaron a cargo de él, pero por miedo a perderlo fueron muy indulgentes y así fue desfalleciendo su persona, cuando quiso detenerlo ya era tarde. Un día lo encontró totalmente perdido y tratando de robar del escritorio. El nieto lo insulto, le levantó la mano y ahí fue cuando Balboa le pegó y echó de la casa. El muchacho se embarcó y se fue a Canadá. Lo que el se enteraba del joven eran noticias peores, por lo cual no le informaba a la esposa. Durante los veinte años su esposa con su silencio e ignorancia hacia él y hacia su propia vida le dejó claro que lo culpaba de lo acontecido. Pero un día el señor no pudo más. Decidió escribir cartas simulando ser el nieto, quien se arrepentía de los daños ocasionados, llevaba una nueva vida recibido de arquitecto, viajando, con una novia con la que se casó. El problema fue cuando la abuela recibió un cablegrama del nieto verdadero que regresaba en un barco ,el "Saturnia", pero Balboa se enteró que se hundió y ahí era donde necesitaría la ayuda de la organización.
Consiguió que el Directo suplante como Mauricio, la personalidad de un joven malvado, el Otro (nieto verdadero) y con la complicidad de Isabel (Marta) como su mujer. La misión duraría una semana, por lo tanto ellos deberían informarse hasta con los más mínimos detalles, porque además el regreso sería el día siguiente.
SEGUNDO ACTO
Este se desarrolla de noche, en el salón de la casa de los abuelos.
Aquí aparece nuestro personaje fundamental, la abuela con quien se va formando el clásico nudo a medida que la acción avanza con cierta rapidez.
El encuentro de Mauricio con su abuela fue maravilloso, con toda la naturalidad y él revivía cada recuerdo en cada palabra al igual que Isabel, que a pesar de haber sido principiante fue muy espontánea y tan natural como Mauricio. La abuela era enormemente feliz cada vez que Mauricio y su mujer le demostraban saber todos los detalles de la casa así como las viejas costumbres.
MAURICIO:…Isabel podría reconocerla con los ojos cerrados.
ISABEL: Ahí la cocina de leña (…) un reloj suizo de carillón que suena como una catedral pequeña. ¡Ese! ¡Lo hubiera reconocido entre mil!
ABUELA: ¡Sigue, Isabel, sigue…!
[…]
ABUELA: Por lo menos, hay una cosa que no puedes rechazarme. ¿Te acuerdas cuando venias del colegio gritando?
Explicación: