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ExplicUna de las hipótesis más antiguas, aunque no menos relevantes de las finanzas públicas, es aquella que plantea que la gente decide en donde vivir luego de conocer los impuestos que la ciudad le va a cobrar y los contrasta con los servicios que le va a ofrecer. Como ejemplo tenemos a la ciudad de México, atiborrada al máximo debido a que la mayoría no paga absolutamente ningún impuesto y recibe a cambio todo absolutamente gratis. Claro que al hablar de la calidad de lo que recibe tampoco debe sorprender el hecho de que dichos servicios sean completamente de una ciudad del denominado tercer o cuarto mundo. Los que pagamos lo hacemos en la forma disfrazada, en la forma del tiempo invertido en todas las actividades que realizamos y una calidad de vida realmente mala. Muchas de las grandes ciudades del interior del país, si no es que todas, replican este modelo de crecimiento no cobrando impuestos, empezando por el Predial y ofreciendo a cambio servicios realmente de mala calidad. Transporte, vialidades, alumbrado, agua potable, drenaje, educación, salud, seguridad pública y administración de justicia son precisamente el tipo de servicios que cualquier administración pública debería concentrarse en ofrecer, pero que a nadie importa.
En nuestro país la sociedad no está acostumbrada a pagar por las cosas que recibe a cambio, en especial cuando se trata de lo que considera que el gobierno debería ofrecerle. Esto se complementa con el Mandatario público que padecemos en todos los niveles de gobierno, del tipo grillo, cuya primera prioridad es hacerse rico a costa del erario y los contratos que de él derive; la segunda es preparar su sucesión para mantener la cadena y la esperanza viva en su partido. El bienestar de la sociedad lo desconocen por completo y si alguien lo menciona es aplastado de diversas formas, hasta que la colectividad termina por ignorar semejante atrevimiento. Pocos piensan y son conscientes de que a la larga terminamos pagando de nuestra bolsa diversos complementos a los malos servicios púbicos ofrecidos por empresas privadas. Educación, salud y seguridad pública son sólo un caso, pero hay muchos más. En tanto mantengamos el modelo vivo de un pésimo gobierno, con servicios de ínfima calidad e impuestos absurdos, pagados por pocos, esta situación se va a perpetuar para la mala fortuna de todos.ación: