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Si no tenemos un trabajo estable nueatra economia baja. Y eso esta produciendo el coronavirus
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En Venezuela el coronavirus aterrizó sobre una economía sumergida tras seis años de recesión y una hiperinflación que evaporó la capacidad de consumo de las familias: a diferencia de la mayoría de los países, el debate no se centra en cómo evitar que la pandemia arrastre la economía a una crisis, sino en cuánto se agravará el colapso que comenzó en 2014.
Las exportaciones de petróleo proveen más de dos tercios de los dólares que ingresan a Venezuela, y en los últimos ocho días la cotización del barril ha sufrido una caída en torno a 30%, la mayor desde la Guerra del Golfo en 1991, que se traducirá en menos divisas para importar medicinas, alimentos y combustibles.
Ante la negativa de Rusia, Arabia Saudí inició la semana pasada una guerra de precios rebajando la cotización del petróleo que coloca en Asia, Europa y Estados Unidos, al mismo tiempo que anunció un próximo incremento de la producción para ganar mercado.
La consecuencia es que mientras la demanda de petróleo cae en la economía global, la oferta aumenta. En este entorno, JPMorgan Chase proyecta que durante el segundo trimestre de este año, la cotización del crudo Brent –de referencia en Europa– promediará 27 dólares el barril y el WTI 24 dólares, lo que se traduciría en un descenso de 60% respecto al mismo lapso de 2019.
Ante el agravamiento de la crisis el Gobierno podría verse forzado a incrementar el gasto, algo que aceleraría la hiperinflación que comenzó en noviembre de 2017 y aún no cesa: de acuerdo con la medición de la Asamblea Nacional en los últimos doce meses los precios acumulan un salto de 3.276%.
Además, una inyección de bolívares presionaría al alza la cotización del dólar y los precios recibirían un impulso extra en los próximos meses.
Síntesis Financiera considera que todo apunta a mayor gasto público: “Será inevitable e incluso imperativo que el gasto público aumente considerablemente para atender el sistema de salud y los planes de emergencia alimentaria, pero también para dar capacidad adquisitiva a una población que no tiene acceso a las necesidades básicas de higiene y alimentación. Es de esperar que en esta coyuntura aumenten de manera considerable los bonos de la patria”.
Aparte de distribuir entre la población de menos recursos cajas de comida a precios subsidiados, el Gobierno reparte subsidios directos a través de bonos cuyos montos superan el salario mínimo. En lo que va de año ha distribuido seis bonos: Reyes, Tercer Aniversario, Patria Digna, Escolaridad, Carnavales y Marzo de Lealtad.
Efraín Velásquez explica que “la creación de dinero para aumentar las transferencias tiene el problema del efecto que generan en la inflación y la cotización del tipo de cambio”.
Otro elemento a considerar es que para aliviar el impacto de la paralización de actividades en las empresas, el Gobierno podría verse obligado a reducir los impuestos, con lo que tendría que recurrir a una mayor creación de dinero para cubrir el déficit de las cuentas públicas.
“Es pertinente evaluar una reducción temporal de la presión fiscal para no extender la cadena de cierre de empresas y pérdidas de puestos de trabajo”, dice el reporte de Síntesis Financiera.
Además, el Gobierno tendría a mano la posibilidad de permitir que los bancos aumenten el crédito disminuyendo el encaje, una medida que daría oxígeno a las empresas, pero también se traduciría en un aumento de la cantidad de dinero en la economía que presionaría al alza la inflación y la cotización del dólar.
“Vemos inevitable que, entre los múltiples efectos de la llegada del COVID-19, se produzca un repunte inflacionario promovido por la escasez, el alza en el precio del dólar, la disminución de los ingresos fiscales y el repunte del gasto”, dice Síntesis Financiera.
Por ahora la administración de Nicolás Maduro se centra en garantizar que las empresas del sector de alimentos y salud puedan operar sin mayores contratiempos para garantizar el abastecimiento.
de Economía, se reunió el 15 de marzo con representantes de los laboratorios farmacéuticos y las empresas que producen materiales para clínicas y hospitales. El encuentro se centró en la necesidad de garantizar el suministro de productos esenciales para enfrentar el coronavirus, como antigripales, antibióticos, acetaminofén, guantes y tapabocas.
Todo apunta a que el impacto del coronavirus en la economía venezolana aún no ha llegado al punto máximo: la demanda de petróleo podría caer con más fuerza si Estados Unidos y Europa fracasan en evitar que la crisis de las empresas se traslade al sistema financiero y sus paquetes de estímulo no logran compensar el descalabro en la demanda. Al mismo tiempo, China, la segunda economía global, reportó un descenso de 13,5% en su producción industrial de enero y febrero.
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