• Asignatura: Inglés
  • Autor: catachiquitita10
  • hace 7 años

¿Cómo salvó la vida del judío el Dr. Lazowski?

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Respuesta dada por: Eduardo21master
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Respuesta:

La barbarie Nazi exprimió el ingenio de muchos héroes y científicos. La siguiente historia es la crónica de la lucidez, sagacidad y dificultades de uno de ellos. El médico polaco Eugeniusz Lazowski inventó una gran epidemia de tifus a base de un innovador método que consistía en inocular los reactivos a personas sanas para generar falsos positivos. Las fiebres tifoideas eran ‘la peste negra’ para los alemanes, que acotaban en cuarentena cualquier brote sospechoso de propagarse evitando así la deportación y reclutamiento para los campos de trabajo y exterminio de los judíos polacos.

El tifus era la epidemia más temida por el ejército alemán. Su capacidad diezmante preocupaba sobremanera. El mayor error médico del ejército fue conseguir desterrar la enfermedad de toda Alemania, impidiendo la formación de anticuerpos en la tropa Nazi, lo que les dejaba vendidos e indefensos ante un posible contagio. Por ello tras las primeras bajas y alarmas dedicaron grandes recursos a la terror-investigación. En Buchenwald y otros campos, eran constantes los experimentos con prisioneros para probar las vacunas y pócimas contra el tifus exantemático. Todos los científicos duchos en materia eran reclutados en secreto para intervenir en estas investigaciones. Testimonios escalofriantes en el Juicio de Nuremberg dan fe de ello.

En las navidades de 1941, nuestro doctor se encontró con el primer caso de fiebres tifoideas del pueblo. Un joven aldeano con 40º de temperatura, jaquecas, escalofríos, y dolores generales acompañado de manchas rojas en la piel.  La erupción se diseminaba al cuerpo entero a excepción de la cara, palmas de las manos y plantas de los pies. Tomó una muestra de sangre y la envió al laboratorio controlado, lógicamente, por los alemanes.

Los métodos de detección de la enfermedad se basaban en esa época en un reactivo llamado ‘reacción de Weil-Felix’ basado en el Proteus Ox-19 que mezclado con la sangre del paciente se aglutinaba y se enturbiaba en caso de positivar. Para que esto ocurriera, la mezcla debería estar a una temperatura no superior ni inferior a 38ºc, por ello las pruebas se hacían en habitaciones con complejos sistemas de calefacción y termostato.

El compañero de Lazowski, el Doctor Matulewicz especialista en medios de diagnóstico, preguntó una tarde de pruebas a su compañero:

-¿Qué ocurriría si en vez de mezclar el Ox-19 con una muestra de sangre se lo inyectáramos a una persona sana? Y si luego le tomáramos una muestra e hiciéramos la reacción, ¿se confirmaría el diagnóstico de tifus?

Con el miedo de banalizar el juramento hipocrático y convertirse en discípulos del mismísimo Mengele, ambos decidieron que valía la pena experimentar en un aldeano no sin antes confirmar que el reactivo estaba compuesto simplemente por bacterias muertas lo que impedía, teóricamente, el posible contagio.

-“Yo no estaba en condiciones de luchar con una pistola o una espada”, dijo, Lazowski en su biografía “pero encontré la manera de asustar terriblemente a los alemanes”.

Inyectaron la muestra a un paciente de la consulta amigo personal de Matulewicz, que estaba desesperado por eludir el reclutamiento Nazi. La prueba tifoidea dio positivo a las 4 horas y a los 6 días. El paciente no desarrollaba ningún síntoma. El experimento fue un éxito. Ambos habían conseguido que la reacción de Weil-Felix arrojara un resultado positivo en una persona sana, por primera vez en la historia, y sin que nadie más en el mundo lo supiera.

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Barracón de tifoideos en Auschwitz.Fuente

Adjuntaron la muestra de sangre del primer paciente al laboratorio oficial nazi, cruzando los dedos de que no hubiera un nuevo y desconocido sistema de detección alemán. A los dos días recibieron el famoso telegrama rojo:

“Achtung, Fleckfieber! (Peligro Tifus) […] confirmado positivo. Aíslen al paciente. Imposible pise suelo alemán”

A partir de ese momento los doctores diseñaron un complejo y estratégico plan para Pseudo-infectar a la mayor cantidad posible de polacos. Secretismo absoluto para con esposas y familia cercana. Con tácticas inteligentes para no levantar sospechas, siguieron las directrices marcadas por epidemias anteriores intentando imitar el comportamiento de un contagio natural.

En verano disminuían las falsas infecciones pues los piojos (portadores de la enfermedad) eran menos comunes por el aumento de las temperaturas. En el otoño de 1942 iniciaron la mayor campaña de infección. Mientras Matulewicz preparaba las muestras el Dr. Lazowski se dedicaba a buscar pacientes con gripe o con síntomas parecidos al tifus y tras advertirles de que quizás padecían la enfermedad, les ponía una la falsa-inyección diciéndoles que era para aumentarles la resistencia. Al poco tiempo les llamaba para tomarles la muestra de sangre y enviarla al laboratorio.

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