• Asignatura: Inglés
  • Autor: manueljose292929
  • hace 8 años

5 datos de Newton porfavor doy 20 puntos​

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Respuesta dada por: Naruto123484
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Newton tenía la costumbre de apuntar en una libreta todo lo que le pasaba. El problema es que mezclaba datos importantes con banalidades. Es más, se conserva un “cuaderno de pecados” de cuando era joven, donde escribía todo lo que hubiese hecho mal ese día. Por ejemplo: “impertinencia con mi madre” o “robo de cerezas”.

De niño, Isaac Newton inventaba objetos de madera y maquetas. Reprodujo un molino de viento que funcionaba a la perfección e hizo una linterna plegable para usarla de camino a la escuela en las mañanas oscuras de invierno.

Se desconoce si es cierto que la ley de la gravitación universal la descubrió viendo el manzano que todavía es posible visitar en su casa (a pesar de que le cayó un rayo). Voltaire difundió la anécdota que oyó a su ayudante en la Real Casa de la Moneda, John Conduitt. Lo que sí es cierto es que haber descubierto la gravedad fue un gran avance para la física. Él mismo empleó la fuerza gravitatoria a la hora de describir la trayectoria elicoidal de los planetas a petición de Halley.

La alquimia era una de sus pasiones. Sin embargo, en 1404, el rey Enrique IV prohibió la alquimia y hasta 1689 la ley no fue abolida. Para entonces Newton ya estaba entrado en años y la fama de los alquimistas no era buena, de ahí que llevase su afición en secreto en el sótano de su casa. Trabajaba incansablemente en estos experimentos (dedicando más horas a esto que a la física o matemática), llegando a acostarse todos los días a las dos o tres de la madrugada e incluso más tarde al acercarse los equinocios de primavera y otoño (periodo más prolífico según la tradición alquímica). En la primavera de 1693, su perro Diamond provocó un incendió que destruyó la mayor parte de sus apuntes sobre alquimia, sumiéndolo en una profunda depresión.

Cuentan que a menudo Isaac Newton olvidaba asearse. Solía ser descuidado con la ropa y su carácter era adusto. Solamente se le vio reír una vez en clase, cuando un alumno le preguntó cuánto podría valer un “obsoleto” libro de Euclides.

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