• Asignatura: Historia
  • Autor: carmenvelascocrt
  • hace 7 años

Resumen del llamo blanco
Nesecito 1 hoja mínimo.

Respuestas

Respuesta dada por: mariajosecarjer2019
4

Explicación:

Era una suerte fabulosa que nadie podía explicarse. Mina que caía en sus manos entraba en "boya"; mina que él abandonaba se iba para abajo. Sólo se le conocían victorias, jamás una pérdida en negocios. Subió de cateador a millonario, casó con una dama aristocrática, y el humilde hijo del pueblo llegó a convertirse en industrial. Tenía minas, fábricas, empresas comerciales.

No es verdad que el mestizo sea un ser inferior. Al contrario: toma del choque de las sangres los jugos más fuertes, se renueva, se purifica, como si el sol indio renaciera en la tremenda energía cansada del hispano. ¿Qué importan linajes y diplomas? En el mundo americano, hecho de urgencias febriles, sólo cuentan audacia y dinamismo. Su violenta personalidad de aventurero no conocía obstáculos: defendió a tiros sus minas, ganó litigios con astucia, aplastó a quienes obstruían su camino.

Era un hombre poderoso.

Pero el hombre más poderoso tiene su talón de Alquiles. Y el punto vulnerable del minero Rengle era una hermosa joven cita, su hija menor, a quien amaba con locura. No es que ella lo dominara, como sucede en ciertas familias cuando la abundancia de varones prestigia el hechizo de la única hija. Leonera, en contraste con sus cuatro hermanos, que tenían mucho del genio enérgico del padre, florecía fina y delicada, centro de amor para los cinco, tal vez porque al nacer les robó la presencia de la otra, la que debió velar por ellos. Ni Rengle ni sus hijos querían recordarla. Callaban. Un instinto secreto hizo que concentraran afectos en la pequeña, que se le parecía asombrosa mente en físico y espíritu. Y leonera fue, para ellos el rayo de ternura que cruzaba sus vidas impetuosas.

Porque los Rengle, hombres de pelea, vivían desafiantes. No se presentaban matones ni prepotentes, no buscaban el apoyo de su inmensa fortuna; amaban el peligro, la dificultad, la aventura por la aventura, ejercitando el carácter en osadas empresas de hombría. Aveces unos contra otros, agachándose sólo ante la suprema autoridad del padre, o buscando la dulzura de Leonera cuando al terquedad del viejo los unía para enfrentar su capricho.

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