¿Cómo afecta la pandemia por covid-19, los precios del combustible y al sector del transporte?

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PETROLEO

¿Cómo afecta la pandemia por covid-19, los precios del combustible y al sector del transporte?

El impacto económico

Si bien la amenaza a la salud es el impacto más directo del COVID-19, las consecuencias económicas preocupan cada vez más[2].

Este impacto se está presentando de forma distinta en cada sector. Todos hemos escuchado del impacto en las aerolíneas, al turismo e incluso a las pequeñas empresas; sin embargo, poco se ha dicho de otros sectores.

La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) estima que la desaceleración económica global podría costar, al menos, un billón de dólares y que uno de los factores que contribuyen a la incertidumbre es la caída de los precios del petróleo[3].

Las empresas de hidrocarburos sufren pérdidas

Se calcula que ingresos del sector hidrocarburos podrían disminuir entre 50 y 85% este año. Por primera vez desde 2009, se espera una baja en la demanda de hidrocarburos debido a la caída en el consumo en China (el mayor consumidor en el mundo), así como la baja de viajes internacionales y del comercio en general. La demanda disminuirá aún más en la medida en que los países tomen medidas más drásticas para evitar el contagio, como el cierre de fronteras[4], lo que podría llevar a una espiral de problemas financieros en el sector.  

Los efectos en la industria petrolera se darán en toda la cadena de valor

En la industria del petróleo hay una serie de pasos, y cada uno, agrega valor a la materia prima: upstream, dedicado a la exploración y extracción; midstream, destinado al procesamiento; y, downstream que se ocupa de la comercialización y distribución.

La caída del precio del crudo, si bien no es provocado únicamente por la propagación global del coronavirus sino también en gran medida por el conflicto entre la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y Rusia, golpea directamente las operaciones upstream. Pero más allá de la caída en los precios, se espera un efecto millonario sobre la exploración y producción de petróleo por el abrupto descenso en la demanda, brotes del COVID-19 en las plataformas[5],  reducción de mano de obra en trabajos no críticos, restricciones en los viajes y cierres de oficinas.  A todo lo anterior, se suman las expectativas de que continúe el desequilibrio entre el nivel de oferta y de demanda por el conflicto entre la OPEP y Rusia.

Las operaciones midstream y la capacidad de almacenamiento de combustible se pondrán a prueba tanto por la disminución en la demanda, como por la baja en los precios[6]. México, por ejemplo, tiene el XXva parte de capacidad de lo que tiene Estados Unidos. Ante un escenario donde nuestra capacidad de almacenar es limitada, la contingencia por el coronavirus podría representar un importante reto y presentarse más rápido.

En cuanto al sector downstream, la magnitud del golpe será proporcional a la disminución drástica de consumo de gasolina, como ya ocurrió en China, y en la medida en que las personas cambien sus hábitos de consumo porque dejaron de salir de casa y la actividad económica generalizada se vea ralentizada.

Medir el impacto del COVID-19 en el sector hidrocarburos parece una misión imposible porque depende, en última instancia, de las medidas que los gobiernos tomen para contener el contagio y de su éxito, así como de los efectos que esta crisis tenga en la actividad económica global.

Aunado a esto, las empresas estarán en riesgo de incumplir sus obligaciones contractuales o regulatorias, en tanto las autoridades no determinen una suspensión en los plazos, como se prevé lo haga el día de hoy la Comisión Nacional de Hidrocarburos.

El petróleo se ha convertido, de la noche a la mañana, en uno de los principales factores de incertidumbre para los mercados a escala global.

TRANSPORTE

La pandemia del Covid-19 ha impactado severamente la libre movilización de pasajeros en el mundo y en la región.

El cierre de fronteras nacionales, regionales e internacionales para evitar su propagación, ha restringido los flujos en los modos marítimo, aéreo y terrestre. Para este último modo, las afectaciones a nivel de transporte de pasajeros a nivel urbano adquieren alta relevancia, pues es en las ciudades de ALC en donde se concentra más del 80% de la población con un importante número de habitantes cautivos de los sistemas de transporte público.

Con casi 436.000  personas infectadas y más de 19 mil muertes en al menos 172 países a la fecha de los cuales 7300 infectados y 117 fallecidos han ocurrido en Latinoamérica y el Caribe (ALC)[1], la actual pandemia del Covid-19 representa un gran reto para nuestra población y nuestros gobernantes, dado que se deben tomar las mejores decisiones posibles, ante altos escenarios de incertidumbre, y conciliando de ser factible, las principales consecuencias actuales y futuras bajo la premisa de disminuir el riesgo (durante la crisis), y apoyar el crecimiento económico (post crisis)

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