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Los Asháninka, con aproximadamente 97,000 miembros, son el pueblo indígena más numeroso de la Amazonía peruana. El territorio asháninka se expande por toda la Selva Central, con presencia en la selva de los departamentos de Cusco, Ayacucho, Junín, Pasco, Huánuco y Ucayali. Los Asháninka forman parte de la familia lingüística Arawak (o Arahuaco), y tienen afinidad lingüística y cultural con los pueblos Machiguenga, Nomatsiguenka, Kakinte y Yanesha.
El pueblo Asháninka convive en base a una compenetración íntima con su territorio, es decir, el territorio no es concebido simplemente en términos geográficos, como superficie que “pertenece” a la comunidad, sino como una entidad viva de la cual se entienden a sí mismos como una parte integral. Dicha relación es el producto y reflejo del estilo de vida asháninka. Las actividades económicas tradicionales eran la caza, la pesca y la recolección de frutos y plantas, combinado con una agricultura de yuca a pequeña escala. Hoy en día, muchas familias asháninkas se dedican al cultivo de café y cacao para el mercado, y muchas comunidades practican también la venta de madera. Todas estas actividades constituyen cambios muy profundos para la estructura socio-económica de la comunidad.
La situación actual de las comunidades del río Ene sólo puede ser comprendida a trasluz del conflicto violento en el cual se vieron inmersos los Asháninkas durante los años 80 y 90. Aproximadamente 6000 Asháninkas perdieron sus vidas durante la “época de violencia”, como lo llaman ellos. El conflicto armado constituye un Antes y Después para las comunidades del Ene. La organización CARE nace como producto de este conflicto; al haber terminado el enfrentamiento militar contra Sendero Luminoso, era necesario construir un instrumento político para organizar la recuperación de los territorios abandonados y para volver a construir sus vidas.
La organización social del pueblo asháninka se vio fuertemente comprometido por el conflicto violento. Personajes importantes, como Sheripiaris y líderes comunales, fueron asesinados, y con ellos desaparecieron instituciones culturales, lazos familiares y conocimientos ancestrales. El patrón de asentamiento también sufrió un cambio sustancial. Los Asháninkas vivían tradicionalmente en grandes grupos familiares, dispersos en el bosque, cambiando periódicamente el lugar de residencia. Por razones de seguridad, diferentes familias empezaron a organizarse y vivir en grupos compartidos, estableciéndose en asentamientos continuos. Estos asentamientos continuos se transformaron finalmente en los centros de comunidad y anexos, tal como los conocemos hoy.
La figura legal de Comunidad representa igualmente un cambio para la organización de la sociedad asháninka. Mientras que los derechos del uso de territorio eran tradicionalmente sujeto a lazos parentales, hoy la comunidad constituye una construcción unitaria, y cada miembro goza de los mismos derechos para poder aprovechar los recursos y abrir parcelas en todo su territorio. Las reglas o posibles restricciones a este aprovechamiento son acordados en una Asamblea General y ya no se definen en función al estatus social o el lazo parental.
El Gobierno Comunal rige la vida política de la comunidad. Son tres los poderes que constituyen el Gobierno Comunal: Junta Directiva, el Comité de Autodefensa y la Asamblea General, cada uno con funciones propias. La máxima autoridad en la comunidad es la Asamblea General, y el Comité de Autodefensa cumple la función de órgano de seguridad y ejecutar sanciones. La Junta Directiva realiza actividades operativas, cumpliendo el rol de representación de la comunidad ante instituciones del Estado Peruano, organizaciones privadas o la organización CARE.