Busca la parte, o las partes del texto, donde se pueda intercalar una descripción del
gigante Lanzador de Montañas, y en una hoja aparte escríbela. Después haz lo

mismo con la hermana bruja de los dientes de hierro y con el castillo de la
hermanita del Sol.

La descripción que falta
En algunas narraciones, los autores prefieren relatar los acontecimientos y no se
preocupan mucho por describir a los personajes. ¿Cómo serían?, ¿qué aspecto tendrían?
En un viejo cuento ruso que se llama “Historia del príncipe Iván, la niña bruja y la
hermanita del Sol” sucede algo así. Lo que sigue es una parte de ese cuento:
Más cerca, más todavía. El príncipe Iván, montado en su caballo negro no podía correr a
mayor velocidad y su fin parecía haber llegado. Pero en el instante preciso alguien le
ayudó a detener a su hermana de los dientes de hierro: era el gigante Lanzador de
Montañas, quien había visto desde la altura la desigual persecución. Recordando
entonces la bondad del príncipe amenazado, levantó la montaña más alta y la arrojó
contra la espantosa criatura. La hermana de los dientes de hierro se vio obligada a abrirse
paso a fuerza de mordiscos, y aunque la barrera montañosa permitió al caballo negro
aumentar la distancia que separaba al príncipe de su hermanita bruja, pronto ésta dejó
atrás la montaña y dio alcance al fugitivo.
Más a lo lejos veíase ya el castillo de la adorable hermana del Sol formado por nubes,
irisado por todos los colores, resplandeciente sobre el confín del mundo.
-¡Auxilio, hermanita del Sol! —gritó el pequeño príncipe. Agitó el caballo negro la cabeza
nerviosamente, afirmó más aún sus cascos en el suelo y galopó con velocidad redoblada.
Pero la niña bruja, lanzando tras ellos gritos feroces, se acercaba por instantes.
-¡Ya estás en mi poder! ¡Ahora sí voy a devorarte!
Pero la hermanita del Sol había escuchado la llamada de Iván. Se asomó por una de las
ventanas, la abrió de par en par, y cuando la bruja tendía hacia el príncipe sus enormes
manos, el caballo negro, dando un salto prodigioso, se elevó del suelo, penetró por ella y
descendió con su jinete en el interior del castillo.
—No quiero, y tú no puedes impedir que se quede conmigo —contestó pausadamente la
hermanita del Sol.
Entonces la niña comenzó a achicarse, y se fue haciendo pequeñita, pequeñita, hasta
tener el tamaño de una niña normal.

*

Respuestas

Respuesta dada por: acotrinamallqui
0

Respuesta:

no lo se pues a

Explicación:

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