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Pascuala Esparza, la dueña de una tienda de vestidos de novia, tenía una hermosa hija a quién le llamaban “Chonita” se iba a casar, pero que trágicamente, el día de su boda, una araña viuda negra la picó y murió momentos antes de llegar al altar.
Dicen que Pascuala Esparza quedó tan afectada por la pérdida de su hija que no permitió que nadie se acercará a su cuerpo.
Misteriosamente meses después de la muerte de la joven, la madre de “Chonita” colocó en una de las vitrinas de la tienda de novias de la que era dueña un misterioso maniquí que de acuerdo con ella supuestamente provenía de Francia.
El escalofriante parecido entre el maniquí y “Chonita” hicieron que los vecinos se se dieran cuenta de que los rasgos de la muñeca eran extremadamente humanos, por lo que sospecharon que la hija muerta de Pascuala era en realidad el maniquí.
Aunque este relato podría parecer escalofriante o hasta fantasioso, Doña Pascuala Esparza nunca desmintió el rumor.
Tras su muerte en 1967, la tienda tuvo nuevos dueños pero el maniquí se mantuvo en el aparador, ante el beneplácito de la sociedad que ya se había acostumbrado a su presencia.
Fue entonces que los chihuahuenses dejaron de llamarla “Chonita” para ahora ser nombrada popularmente como “La Pascualita”.
Desde el 25 de marzo de 1930, día en el que “La Pascualita” llegó por primera vez al aparador de “La Popular”, los curiosos se acercan a verla con detenimiento.
Locatarios de Chihuahua aseguran que a las 11 de la noche, “La Pascualita” cobra vida, incluso algunos aseguran que la han visto llorar y moverse.
Pero no solo es a esa hora que “La Pascualita” elige para moverse, también existen toda una serie de relatos de personas que han acudido a verla que cuenta que su mirada sigue a los clientes que se acercan a la tienda, o que cambia de posición cuando nadie está mirando.
En redes sociales existe un video en el que unas chicas documentan su visita a “La Popular” pues fueron a ver a “La Pascualita” cuando de repente el supuesto maniquí movió los ojos, por lo que las jóvenes se asustaron.
En 2017 como parte de una exposición en el famoso Hotel Victoria ubicado en Paseo de la Reforma, “La Pascualita” salió de su aparador para llegar a la CDMX en donde los capitalinos podrían ser testigos de la expresión de sus ojos, las líneas de sus manos y forma de las uñas, el pelo insertado en su cuero cabelludo, o su tez de apariencia humana.
Tras estar tres meses lejos de su “casa”, por fin “La Pascualita” habría regresado a su eterno aparador, sin embargo, los chihuahuenses se percataron que algo no andaba bien con el maniquí, pues aseguran que ya no es la misma Pascualita que se llevaron.
En redes sociales cientos de usuarios exigen una explicación a los organizadores del evento, incluso medios locales han hecho comparaciones entre “La Pascualita” que se fue y “La Pascualita” que llegó.
Por su parte la empresa que se llevó al maniquí no ha hecho ningún tipo de aclaración de lo que sucedió.
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