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La Universidad de Córdoba, fundada por los jesuitas en 1613, una de las más antiguas de América, era en 1918 el caso más extremo de universidad cerrada, elitista y alejada de las corrientes científicas de la época.
En 1918 había cinco universidades en Argentina, todas públicas. Tres pertenecían al Estado nacional (Buenos Aires, Córdoba y La Plata), y dos eran provinciales, la de Tucumán y la del Litoral (Santa Fe). Estas últimas dos pasarían a ser nacionales en 1921 y 1922, respectivamente.
El movimiento estudiantil por su parte había comenzado a organizarse desde principios de siglo en centros de estudiantes por facultad, federaciones por cada universidad y una federación nacional. Los primeros centros de estudiantes surgieron en la UBA, en Medicina (1900), en Ingeniería (1903) y en Derecho (1905), que en 1908 se federaron en la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA). Dos grandes conflictos estudiantiles precedieron a la Reforma Universitaria de 1918: el Movimiento Pro Reforma Universitaria de 1871 y las huelgas de 1903/1905 que llevaron a la Reforma Universitaria de 1906, ambos en la Universidad de Buenos Aires.18 El primero instaló el reclamo por la autonomía universitaria, la enseñanza gratuita y la enseñanza libre.18 El segundo instaló la idea de que la universidad debía ser gobernada por todos los profesores con cierta representación estudiantil, así como la autonomía científica y financiera.18
La Universidad Nacional de Córdoba había sido fundada por los jesuitas en 1613, en tiempos de la colonización española y tenía en 1918 unos 1500 estudiantes.19 Mantenía aún características coloniales, racistas, elitistas, nepotistas, clericales (aún después de su secularización en el siglo XIX), alejada de las ciencias exactas y naturales, que contrastaban fuertemente con los cambios políticos, económicos y sociales que se habían producido en el país y en el mundo.20 Ninguna mujer cursaba en sus aulas.21 Agulla recurre al concepto de "aristocracia doctoral", para referirse a la élite dirigente de "la Docta" ─como es conocida la Ciudad de Córdoba─, que concentraba simultáneamente los cargos políticos, del Estado, de la justicia y de la Universidad.22
La élite doctoral cordobesa estaba íntimamente vinculada a la élite clerical y en 1917 constituyó una sociedad semisecreta llamada Corda Frates, cuya cabeza visible era Arturo Bas, y que incluía también al gobernador de la provincia, dos de sus ministros, el intendente municipal, el director del diario proclerical Los Principios Antonio Nores -que al ser nombrado rector desataría la insurrección estudiantil-, y profesores de varias facultades.23
Córdoba era el caso más extremo del elitismo y obsolescencia que caracterizaba a las universidades argentinas y latinoamericanas. Fue Ramón J. Cárcano, lúcido exponente del régimen conservador y de sus limitaciones, quien sostuvo por entonces que "la Universidad es una corporación cerrada".
(espero te ayude)