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Respuesta:¿Toleras la intolerancia?
Antes de entrar de lleno en este tema, me gustaría sugerir un sencillo ejercicio que propone Pablo Morano, experto en crecimiento personal. Este guía aporta una serie de preguntas que pueden darnos una estimación real del lugar en el que nos encontraríamos en una supuesta escala de tolerancia.¿Eres de esas personas que rechazan lo distinto? ¿Descalificas a las primeras de cambio ideas ajenas, peregrinas o no, incluso llegando a ningunearlas? ¿Eres de los que se molesta porque gentes con opiniones diferentes a las tuyas tengan más oportunidades de expresarlas? ¿Consideras que todo el mundo debería pensar como tú?
Si has contestado afirmativamente a alguna de estas preguntas, considera que mantienes algún grado de intolerancia. Hablamos de grados porque lo normal es que, si dibujamos un segmento delimitado por «tolerancia» e «intolerancia», todos nos situemos en algún punto de él. Es decir, no todas estas cuestiones se contestarían hacia el mismo polo o con la misma seguridad. Así, todos podemos tener grados mayores o menores de tolerancia o intolerancia según la circunstancia y personalidad.
Descubre actitudes comunes en las personas intolerantes
Con independencia de otras características personales, existen actitudes comunes en las personas intolerantes. Es decir, que en mayor o menor grado, encontrarás ciertas disposiciones que siempre van a ir unidas a su forma inflexible de pensar. Veamos los más llamativos e identificables.
El fanatismo
Por lo general una persona intolerante muestra fanatismo a la hora de defender sus creencias y posturas. A nivel político, religioso, espiritual, etc., suele ser incapaz de discutir o conversar sin adoptar pensamientos extremistas, creyendo que su visión es la única válida. De hecho, tratará de ejercer su hegemonía sobre los demás y su forma de ver el mundo.
Rigidez psicológica
Las personas intolerantes muestran cierto temor a cuanto es diferente. Es decir, son rígidos en su psicología, por lo que les cuesta aceptar que otras personas tengan visiones y filosofías distintas. Así pues, marca diferencias y distancias con lo que no coincide con su manera de pensar, no lo acepta e incluso le produce ansiedad.
La rigidez psicológica está relacionada con una conducta autoritaria. El psicólogo social Milton Rokeach aseguró que cuanta más rigidez psicológica, más rígido es nuestro sistema cognitivo. Y cuanto más rígido es nuestro sistema cognitivo, menos aceptación de aquello que no nos agrade. Esto nos llevará a una actitud intolerante con lo diferente.
Por otro lado, Adorno y su equipo (1950) arrojaron una teoría que todavía sigue vigente en nuestros días. Según el autor, los cambios sociales acontecen con tal rapidez que provocan una incorrecta estructuración cognitiva en el individuo. Esto provocaría en la persona la aparición de inseguridad y ansiedad, empujándolo a tomar una actitud autoritaria para solventar esta inseguridad y ansiedad. Esta actitud autoritaria le llevaría a la intolerancia.
Suelen mostrar amplios conocimientos no reales en cualquier materia
El intolerante siente que se ha de defender las personas que son o piensan diferente. Así pues, crean o inventan, dándoles carácter de realidad, teorías y conocimientos en materias sobre las que no tienen conocimiento. De esta forma no aceptan ni escuchan otros puntos de vista que no sean los suyos, y consideran que su actitud cerrada está justificada. Incluso pueden recurrir a la burla o a la agresividad si se ven cercados y sin argumentos.
Su mundo es más simple y carente de matices
Un ser humano intolerante tiene en realidad un mundo más simple. Es decir, no escuchan, por lo que no se abren a otras posturas y formas de pensar. Así pues, su mundo es blanco o negro. Formas de pensar como «estás conmigo o contra mí», «es feo o bonito», «es erróneo o certero», sin percatarse de que puede haber una escala de grises. Necesitan seguridades y certezas, aunque no sean reales.