Respuestas
Respuesta:
Había una vez una casa, algo pequeña y sin mucho lujo, pero bastante acogedora. Se encontraba en un bosque a las fueras de la ciudad. Era la única casa que podía verse si uno se adentraba demasiado en él. Esta casa era muy especial, sin embargo, no era el hecho de ser la única casa situada en un bosque a las afueras de la ciudad lo que la hacía serlo; esta era una casa única. Era mágica. Dentro de ella, los pocos objetos que la amueblaban tenían una característica que ningún otro objeto sobre la tierra tenía; ellos vivían. Vivían y sentían, como las personas. Por ello, cada que alguien entraba en aquella casa mágica, se sentía tan cómodo y acogido; para estos objetos, era una tarea primordial hacer sentir a quien fuera que entrase a aquella casa un ambiente de hospitalidad como ningún otro.
Explicación: