Que aspectos de la Sociedad en la edad medias
pueden observar en las Sociedades Actuales? ​

Respuestas

Respuesta dada por: samuelfamiliakillerj
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Respuesta:

El estudio del periodo medieval remite a indagar en el origen de muchos signos de identidad de la sociedad actual, así

como avanzar en los procedimientos y valores de la ciencia histórica. En la tarea, el investigador debe superar las

dificultades en torno a la capacidad epistemológica, hermenéutica y heurística y el docente debe ser capaz de organizar el

propio discurso y alcanzar las vías de motivación del alumnado. En todos los casos, el recorrido está constantemente

acompañado por una visión popularizada y diversa de la Edad Media.

Recuperación actual, valores, contravalores y enseñanza

Existió un tiempo, de duración milenaria, que, una vez transcurrido, fue considerado como un periodo medio, entre unas

luces y otras, si bien posteriormente diferentes miradas distinguieron y ensalzaron en él fulgores por los que no sólo fue

apreciado en sí mismo sino estimado como cuna de los valores que han consolidado florecimientos y realidades seculares.

Los nuevos enfoques no modificaron la etiquetación como "Edad Media", pero sí fueron añadiendo revisiones que, a

menudo contradictoriamente, se convirtieron en la amalgama distintiva de esta época aparentemente media y lejana, o

próxima a través de imágenes de una edad a veces oscura y cruel, otrora valiente y culta, cuna de nuestras colectivas

identidades nacionales y lingüísticas, o también en ocasiones imaginativa área de mundos más evasivos, con generosas

lealtades quizás épicas.

Conviven en una misma definición, en suma, una pluralidad de enfoques, hasta el punto de asemejarla a un gran almacén

donde poder escoger los elementos, tal vez tópicos y tradicionales, para justificar el presente y condicionar el futuro o,

simplemente, para remodelar el pasado a tenor de gustos y obsesiones actuales. Siendo así, la misma labor divulgativa y

docente puede ser alterada por bagajes previos, tanto en el alumnado como en el profesorado, y seguramente conviene

analizar, aunque sea de manera breve, qué concibe nuestro presente al pronunciar la escueta locución Edad Media

Existe otro medioevo (1) , vivo y popularizado al margen de la Edad Media académica, si bien desde una pluralidad de

vertientes (2) .

Esas tinieblas apreciadas tanto por Théodore de Bèze como por Pierre Bayle, junto a la condición de etapa estancada y

media de la civilización valorada por Cristóbal Celario, en un periodo que Voltaire aconsejaba conocer para poder

despreciarlo, se muestran aún bien vivas en el acervo común. El lenguaje cotidiano da fe de ello, y un simple repaso a la

prensa evidencia el uso de la expresión como sinónimo de barbarie, oscuridad, ocultismo, crueldad (la tortura), actitudes

irracionales (la Inquisición) en un contexto de epidemias, opresiones y terrores vitales (3) .

La noción de progreso, que ha iluminado bajo distintos dictados la comprensión de la sociedad desde la Ilustración hasta la

presente postmodernidad, ha contribuido a cargar en la Edad Media los contravalores de la civilización desde la

simplificación que el retroceso en el tiempo comporta una supuesta disminución en los valores sociales y humanos. Por ello

la Edad Media popularizada es el espacio natural de cinturones de castidad, de procesos judiciales arbitrarios o de una

cotidianeidad alejada de prácticas higiénicas, todo en un contexto preferentemente rural y feudalmente despiadado.

La vehemencia con la que se han asumido estos estereotipos remite a espacios conceptuales atemporales. Gran parte de la

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