Respuestas
Respuesta:
La implementación es usualmente considerada un proceso de menor rango o valor en comparación con
los procesos de diseño o evaluación de las políticas públicas. En efecto, ha recibido mucho menor
atención tanto de parte del mundo académico como de los propios gerentes públicos y sociales. En la
base de esta indiferencia está la idea -muy extendida- de que la implementación consiste básicamente
en la “aplicación” de un diseño de política previamente elaborado, negociado y acordado. Desde esta
perspectiva, los recurrentes problemas que se manifiestan en la puesta en marcha de una política
responden a dos tipos de situaciones: la implementación no se “ajusta” a lo establecido y pautado en el
diseño o -cuando la anterior no es respuesta suficiente- el diseño no ha previsto situaciones, factores o
procesos que deben entonces ser tomados en cuenta en un esfuerzo de rediseño. Ambas explicaciones
apuntan al diseño como el momento decisivo en la evolución de las políticas públicas. En el primer
caso, la solución consiste en “ajustar” el desempeño de los operadores a fin de que respeten y sigan las
pautas del diseño. En el segundo, la solución consiste en “volver atrás” y realizar un nuevo esfuerzo de
diseño. Así, el diseño prima lógica y prácticamente sobre las actividades de implementación, siendo la
fuente última de solución a los problemas.
Explicación paso a paso: