Cuántas veces hemos oído decir: ‘los niños son más brutos
pero más nobles’ o bien ‘las niñas son más listas pero más
malas’?
Mensajes de este tipo son la base de un sistema de valores y
creencias sobre el que construimos nuestras identidades como
hombres y mujeres. Nuestro modelo de sociedad se transmite
de generación en generación mediante lo que llamamos proceso
de socialización en el que las personas asimilan y hacen suyos
los elementos culturales y sociales que favorecen y garantizan
la adaptación e integración en la sociedad.
Este proceso de socialización es distinto según el sexo de las
personas, asignando modelos diferentes para las mujeres y los
hombres en función de lo tradicionalmente establecido para unos
y otras. El conjunto de cualidades y características psicológicas y
físicas que una sociedad asigna a hombres y mujeres constituye lo
que se llama estereotipos de género que son como etiquetas que
nos ponen al nacer, por ejemplo: las CHICAS son más sensibles
que los chicos; los CHICOS son más duros que las chicas.
Hombres y mujeres:
diferentes pero iguales
en derechos
¿
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Estos estereotipos impulsan a las personas a desempeñar tareas y funciones así como a tener comportamientos considerados propios de hombres o de mujeres por el mero hecho de pertenecer a uno u otro sexo. Es lo que llamamos roles de género que por ejemplo nos hace ver como sorprendente que el hombre coja permiso laboral para cuidar a su criatura recién nacida en vez de la mujer.
Observa a tu alrededor los comportamientos y juegos de niñas y de niños.
Ahora compáralos con la división de tareas y funciones de hombres y mujeres adultas.
Estos estereotipos y roles de género hacen que las expectativas de futuro de las personas, es decir los planes de vida a nivel profesional, sentimental, económico..., que la persona va construyendo, se vean determinados por los modelos que nos imponen y no de lo que seríamos capaces o muchas veces desearíamos. Por ejemplo, a la hora de elegir una carrera es poco frecuente que una chica escoja una ingeniería, ya que se considera que son los chicos los que sirven para profesiones científicas; de esta manera nos encontramos con que en este tipo de profesiones hay mayoría de CHICOS, mientras que las CHICAS suelen optar por estudios y carreras relacionadas con las ciencias sociales, la sanidad, las humanidades..., más “apropiadas” para las mujeres.
A lo largo de la historia de la humanidad las diferencias biológicas entre los sexos se han traducido en desigualdades entre hombres y mujeres a la hora de participar en la sociedad, resultando las mujeres las más desfavorecidas ya que, por lo general, se le
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concede un valor más alto a lo que tradicionalmente “debe hacer” un hombre que a lo que “debe hacer” una mujer.
Haz una encuesta. Pregunta a algunas personas, hombres y mujeres, qué es más importante: ¿tener un empleo y un sueldo o atender a las personas mayores y a las criaturas?
Las mujeres tienen menos independencia económica ya que participan menos o en peores condiciones que los hombres en el mercado laboral; sin embargo, trabajan cuidando a las personas de su familia y realizando las tareas domésticas. Si, además, trabajan fuera de casa, tienen que asumir los dos trabajos porque todavía los hombres no comparten el trabajo familiar y doméstico.
Tampoco participan de igual manera que los hombres en la vida social y política donde se toman las decisiones sobre el futuro y la evolución de nuestra sociedad. Si observamos a nuestro alrededor, podemos ver que, en general, las mujeres participan menos en todas aquellas actividades relacionadas con la esfera pública pero llevan todo el peso del trabajo doméstico y del cuidado familiar.
Para explicar las razones por las que las diferencias biológicas entre los sexos se transforman en desigualdades se utilizan dos conceptos básicos: el sexo y el género. Mientras que el sexo se refiere a las diferencias biológicas entre mujeres y hombres, el género explica que las desigualdades entre las mujeres y los hombres se construyen socialmente, varían según las culturas y los tiempos históricos y, por lo tanto, podemos modificarlas.
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Sólo las mujeres pueden dar a luz y esto es un hecho biológico,
Para que mujeres y hombres podamos desarrollarnos como personas libres e independientes, debemos compartir obligaciones y derechos. Las desigualdades entre mujeres y hombres no resultan beneficiosas para nadie porque dificultan el desarrollo de las cualidades de las personas y, por lo tanto, mantienen una situación injusta y frenan el desarrollo de nuestra sociedad. CUAL ES LA IDEA PRINCIPAL DEL TEXTO, 25 ptos
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