Para los apóstoles, recibir la fuerza del Espíritu Santo significó un cambio radical en su vida. Responde.
¿Que palabra, gesto, compañía, recuerdo...les ayudó a superar ese momento?
(He copiado la pregunta tal cual, porfis, respondan)
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42
Ciertamente para los apóstoles recibir la fuerza del Espíritu Santo significó un cambio radical en sus vidas; ya que luego de la Ascensión de Nuestro Señor Jesucristo, ellos se se sentía abandonados y tenían mucho miedo de salir a predicar la Palabra de Dios por todo el mundo, transmitiendo las enseñanzas de quien fuera su Maestro, Jesús; tal como lo habían acordado con Él, en la última Cena.
Pero cuando se encontraban reunidos con la Virgen María, para celebrar la fiesta de Pentecostés (50 días después de la Ascensión de Jesús a los Cielos), se escuchó un fuerte estruendo producido por el viento y aparecieron pequeñas lenguas de fuego que se posaron sobre la cabeza de cada uno de ellos y recordaron la promesa que Jesús les hizo el mismo día de la Última Cena: Que luego de su partida, Dios Padre enviaría al Espíritu de la Verdad, y que Él (El Espíritu Santo) les recordaría todo lo que les había enseñado y que con Él (con el Espíritu Santo en sus corazones) vencerían cualquier obstáculo para propagar la Fé (la nueva religión cristiana). En ese mismo momento, al recibir al Espíritu Santo, en cumplimiento de la promesa del Maestro Jesús, también recibieron el don de lenguas (que les permitía predicar en todos los idiomas del mundo conocido y hacerse entender por cada quien, en su propio idioma, así fuesen extranjeros venidos de lejanas tierras). Y en ese momento también vencieron al miedo y salieron a predicar, dispersándose por todas partes, para llevar la Palabra de Dios a todas las Naciones, las enseñanzas del Maestro Jesús, y la semilla de la Iglesia, que germinaba definitivamente en el interior de los hombres, con el Bautismo en el Espíritu Santo, la Divina Fuerza que movilizó a todos los apóstoles y discípulos, para salir a cumplir el compromiso asumido con Jesús, ya que Él había cumplido también Su Promesa.
Las manifestaciones o símbolos del cumplimiento de esa Promesa se materializaron en la Venida del Espíritu Santo, a través del "fuerte viento", "de las lenguas de fuego" o pequeñas llamas que se posaron por encima de sus cabezas y el "vuelo de una paloma"; además del "don de lenguas" (especial obsequio que les hizo el Maestro a todos sus apóstoles y discípulos, cuando les dotó de la habilidad de hablar en todos los idiomas para que pudieran transmitir, divulgar y en definitiva propagar el Mensaje y las Enseñanzas del Humilde Rabí de Nazareth, del Hijo de Dios hecho Hombre, que nos dió a conocer la existencia de un Dios Padre Amoroso y un Espíritu de la Verdad, que unidos a Él Mismo (al Hijo) formaban un solo Dios, manifestado en la Divina Forma de la Santísima Trinidad).
Pero cuando se encontraban reunidos con la Virgen María, para celebrar la fiesta de Pentecostés (50 días después de la Ascensión de Jesús a los Cielos), se escuchó un fuerte estruendo producido por el viento y aparecieron pequeñas lenguas de fuego que se posaron sobre la cabeza de cada uno de ellos y recordaron la promesa que Jesús les hizo el mismo día de la Última Cena: Que luego de su partida, Dios Padre enviaría al Espíritu de la Verdad, y que Él (El Espíritu Santo) les recordaría todo lo que les había enseñado y que con Él (con el Espíritu Santo en sus corazones) vencerían cualquier obstáculo para propagar la Fé (la nueva religión cristiana). En ese mismo momento, al recibir al Espíritu Santo, en cumplimiento de la promesa del Maestro Jesús, también recibieron el don de lenguas (que les permitía predicar en todos los idiomas del mundo conocido y hacerse entender por cada quien, en su propio idioma, así fuesen extranjeros venidos de lejanas tierras). Y en ese momento también vencieron al miedo y salieron a predicar, dispersándose por todas partes, para llevar la Palabra de Dios a todas las Naciones, las enseñanzas del Maestro Jesús, y la semilla de la Iglesia, que germinaba definitivamente en el interior de los hombres, con el Bautismo en el Espíritu Santo, la Divina Fuerza que movilizó a todos los apóstoles y discípulos, para salir a cumplir el compromiso asumido con Jesús, ya que Él había cumplido también Su Promesa.
Las manifestaciones o símbolos del cumplimiento de esa Promesa se materializaron en la Venida del Espíritu Santo, a través del "fuerte viento", "de las lenguas de fuego" o pequeñas llamas que se posaron por encima de sus cabezas y el "vuelo de una paloma"; además del "don de lenguas" (especial obsequio que les hizo el Maestro a todos sus apóstoles y discípulos, cuando les dotó de la habilidad de hablar en todos los idiomas para que pudieran transmitir, divulgar y en definitiva propagar el Mensaje y las Enseñanzas del Humilde Rabí de Nazareth, del Hijo de Dios hecho Hombre, que nos dió a conocer la existencia de un Dios Padre Amoroso y un Espíritu de la Verdad, que unidos a Él Mismo (al Hijo) formaban un solo Dios, manifestado en la Divina Forma de la Santísima Trinidad).
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