• Asignatura: Filosofía
  • Autor: SofiBasto11
  • hace 8 años

El general en su laberinto primer capítulo resumen de mínimo una hoja pliss daré 100 puntos si me ayudan

Respuestas

Respuesta dada por: alissonbarrera6768
7

Respuesta:

Tres años antes, el general José Antonio Páez se había tomado el poder por la fuerza en el departamento de Venezuela, en una primera tentativa de separarlo de Colombia. El general reiteró su renuncia, y designó a don Domingo Caycedo como presidente interino mientras el congreso elegía al titular. El primero de marzo abandonó la casa de gobierno por la puerta de servicio para no encontrarse con los invitados que estaban agasajando a su sucesor con una copa de champaña, y se fue en una carroza ajena para la quinta de Fucha, un remanso idílico en las goteras de la ciudad, que el presidente provisional le había prestado. Le pidió a José Palacios, soñando despierto, que le dispusiera los medios para empezar a escribir sus memorias.

José Palacios le llevó tinta y papel de sobra para cuarenta años de recuerdos, y él previno a Fernando, su sobrino y amanuense, para que le prestara sus buenos oficios desde el lunes siguiente a las cuatro de la madrugada, que era su hora más propicia para pensar con los rencores en carne viva. Pero se sintió tan bien en la casa de Fucha, y el aire era tan tenue bajo el cielo de nubes veloces, que no volvió a hablar de las memorias, sino que aprovechaba los amaneceres para caminar por los senderos perfumados de la sabana. Él los desalentaba con el argumento de que el poder de la fuerza era indigno de su gloria, pero no parecía descartar la esperanza de ser confirmado por la decisión legítima del congreso. Aparecía en Fucha dos o tres veces por semana, y más si había algo urgente, cargada de mazapanes y dulces calientes de los conventos, y barras de chocolate con canela para la merienda de las cuatro.

Al contrario de lo que ocurría en la quinta de La Magdalena, en Lima, donde él tenía que inventarse pretextos para mantenerla lejos mientras folgaba con damas de alcurnia, y con otras que no lo eran tanto, en la quinta de Fucha daba muestras de no poder vivir sin ella. Se quedaba contemplando el camino por donde debía llegar, exasperaba a José Palacios preguntándole la hora a cada instante, pidiéndole que cambiara el sillón de lugar, que atizara la chimenea, que la apagara, que la encendiera otra vez, impaciente y de mal humor, hasta que veía aparecer el coche por detrás de las lomas y se le iluminaba la vida. Manuela dudaba de que fuera confirmado una vez más para la presidencia de la república por un congreso constituyente que él mismo había calificado de admirable. Hasta un senador de los que se decían liberales lo había llamado así en el congreso, en ausencia suya, y sólo dos se habían levantado para protestar.

explicación:

eso es lo que te pude resumir, espero que te ayude

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