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En este sentido, se ha considerado a la migración como un proceso de movilidad espacial y social que sigue la población para mejorar sus condiciones de vida. Sin embargo, no siempre es así, en tanto que los migrantes se convierten en objeto de malos tratos o deportaciones, y se han vuelto víctimas del contrabando y trata de personas. En este tenor, resulta imprescindible considerar las aristas bajo las cuales se estudia la migración, a fin de establecer una reconceptualización del fenómeno que permita instaurar un acuerdo terminológico y generar nuevas alternativas de solución a la problemática del mismo.
Por migración se entiende a "los desplazamientos de personas que tienen como intención un cambio de residencia desde un lugar de origen a otro de destino, atravesando algún límite geográfico que generalmente es una división político-administrativa" (Ruiz, 2002: 13). Vale la pena destacar que cuando las personas se trasladan de un lugar a otro no sólo llevan consigo esperanza, sino también incertidumbre al no saber si sus objetivos se cumplirán o si su calidad de vida aumentará. De manera conceptual existen dos dimensiones que aún constituyen un desafío importante para la movilidad humana, la admisión y el trato. Este documento define a la migración como el proceso referente a la movilidad de los individuos que se desplazan de su lugar cotidiano a un hábitat desconocido que no se muestra inmutable ni seguro. En el presente estudio se propone una definición que contribuye al amplio bagaje del fenómeno.
Sumado a la multiplicidad de conceptos sobre el fenómeno migratorio, en México se destaca una situación en particular respecto al problema para atender las implicaciones de la migración, siendo tal, el que la acción gubernamental y la social parecieran correr de manera paralela sin lograr converger en algún punto. A lo largo del estudio se abordan discursos y realidades que fundamentan este aspecto.
Adicionalmente a los problemas que enfrentan las perspectivas conceptuales del fenómeno, la posición geográfica de México se vuelve estratégica para los procesos migratorios, ya que, por un lado, se encuentra la frontera sur, con sus características particulares, entre ellas destacan la falta de protección y seguridad, esto facilita la entrada ilegal de cientos de personas diariamente; y por el otro, destaca la frontera norte colindante con Estados Unidos, país de destino de la mayoría de los migrantes3 centroamericanos de paso por México. Lo anterior aumenta la dificultad de abordar el fenómeno, tanto desde la perspectiva de arribo, como de tránsito de migrantes.
Actualmente, la relación entre el migrante centroamericano y el Estado mexicano —sociedad y gobierno— se enmarca en un doble telón. Primero, la versión oficial dada por el gobierno a través de su política migratoria, así como lo establecido en los tratados firmados y ratificados por México en materia de migración y derechos humanos; y por otro lado, las investigaciones y recomendaciones hechas por medios de comunicación, Organizaciones No Gubernamentales (ONG's), la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), entre otros organismos nacionales e internacionales que velan por la protección de los derechos humanos, y denuncian maltratos y violaciones a las personas: desde discriminación hasta violencia física, pasando por la exclusión social que impide una integración homogénea de las sociedades. Al respecto, dentro de los procesos migratorios, un país puede jugar el rol de origen, tránsito o destino, y es precisamente en México donde encontramos las tres vertientes del fenómeno. Esto complica su estudio y el establecimiento de alternativas para replantear la visión del Estado mexicano respecto a una nueva cultura de la migración y, por lo tanto, de respeto a los derechos humanos, considerando también el incremento de los flujos y patrones de migración.
En virtud de lo anterior y de la dimensión alcanzada por el fenómeno migratorio y que se prolongará en los próximos años, así como de sus consecuencias para la población mexicana, este trabajo busca describir el perfil e identificar el trato que reciben los migrantes centroamericanos de paso por México. Consecutivamente, se señalan los principales problemas en materia de migración, en particular el control de las fronteras y la detención de los migrantes, las redes de la delincuencia organizada y la impunidad entre los funcionarios gubernamentales y los agentes del orden, así como la asistencia a los migrantes. Todo ello con la finalidad de hacer evidente un diagnóstico que permita establecer una nueva visión de la forma como la sociedad y el gobierno mexicano atienden los derechos humanos de esta aún minoría, para posteriormente establecer una propuesta que contemple, por un lado, la problemática del migrante, y por el otro, a las sociedades que incorporan o rechazan al migrante centroamericano; lo anterior a la luz de la perspectiva teórica de los derechos humanos.