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Respuesta:las crecientes hostilidades por la culpa de un bombardeo veneciano
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En el año 480 a. C. la ciudadela de Atenas fue arrasada por los persas y destruyeron el antiguo Partenón. Treinta y tres años después Pericles encargó a su amigo Fidias la construcción de un nuevo templo, inaugurándose durante el festival de las Panateneas en 438 a. C.
Fidias Mostrando el friso del Partenón a sus amigos, óleo sobre lienzo de Lawrence Alma-Tadema (1868). Se muestra a la izquierda el friso Norte losa XLVII y las losas del friso oeste visibles a la derecha. Entre los espectadores, los críticos han identificado Pericles, el hombre de la barba frente Fidias. Al lado de él su amante, Aspasia. En el primer plano se encuentra Alcibíades y Sócrates. Haz clic en la imagen para ampliarla.
Pocos monumentos históricos han sobrevivido el paso del tiempo y el Partenón es uno de ellos. Los ataques que ha sufrido son numerosos: el dominio romano; el terrible incendio del siglo III d. C; la llegada del cristianismo a finales del s. IV prohibiendo el culto a los dioses “paganos”. Convertido en iglesia bizantina, después católica y al final mezquita, se conservó casi intacto hasta que sufrió el acto más terrible y vil, el que lo dañó irremediablemente: el bombardeo veneciano de 1687.
La Guerra de la Liga Santa
Durante los siglos XIII y XV, la Acrópolis de Atenas estuvo en poder de distintos invasores procedentes de Europa occidental, desde catalanes hasta francos, acabando en manos de los Acciaiuoli, unos banqueros florentinos. Sería en 1456 que el sultán Mehmed II tomaría la ciudad estableciendo allí un fuerte y convirtiendo el Partenón en una magnífica mezquita. Así permanecería cerrada durante siglos a los extranjeros. El poder otomano perdido en los siglos anteriores se recuperó durante el siglo XVII gracias a los visires de la familia Köprülü, y en 1684 estallaría la conocida como Guerra de la Liga Santa, un conflicto que enfrentaría a los reinos cristianos (Sacro Imperio Romano Germánico, la República de Venecia, la República de las Dos Naciones y el Zarato ruso) frente al Imperio Otomano y sus aliados (Tártaros de Crimea, Cosacos de Zaporozhia y los Estados vasallos de Moldavia, Valaquia y Transilvania). Durante el asedio de Atenas por parte de la flota veneciana (1687), los turcos convirtieron el Partenón en almacén de la pólvora y las armas pensando que quedarían a salvo de los cañones cristianos. Nada más lejos de la realidad. El general veneciano, Koenigsmark, lo bombardeó sin ninguna contemplación y un obús de artillería destruyó muchas de las esculturas de Fidias, el techo del Partenón saltó por los aires y treinta columnas reducidas a escombros. Pocos meses después los venecianos abandonaron Atenas que fue nuevamente ocupada por los turcos, permaneciendo las ruinas del templo de Atenea expuestas al deterioro y al pillaje. La Acrópolis sufrió otros asedios como el de 1827 en el que se planeó volar el Partenón, pero eso nunca sucedió.
El saqueo de lord Elgin
El embajador británico en la corte del sultán, Lord Elgin, entre 1801 y 1811 se apropió de restos del Partenón los cuales vendió al Gobierno inglés por 35.000 libras. Desde el año 1962 se pueden admirar en la galería Duveen del Museo Británico, pero la controversia está servida. Unos dicen que esta actuación privó a Atenas de su tesoro, pero otros opinan que este traslado los puso a salvo. Grecia es independiente desde 1831 y desde entonces ha cuidado sus restos arqueológicos inaugurando en 2009 el Museo de la Acrópolis donde hay una sala esperando el regreso de lo que por historia le pertenece.
La guerra finalizó con el Tratado de Karlowitz abandonando los turcos su último intento de expansión por Europa, pero la Humanidad tuvo que pagar también un alto precio: la destrucción del Partenón.
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