UN FINAL PARA LA SIGUIENTE HISTORIA PORFA!
La chica que conducía el viejo sedán azul estaba en el último año del bachillerato. Ella vivía en una granja a cerca de ocho millas de distancia y utilizaba el auto para ir y venir. Habíamos conducido a la ciudad esa noche para asistir a un partido de básquetbol. Ahora iba de regreso a casa. Al partir de la escuela, se diocuenta de que una camioneta roja la seguía desde el estacionamiento. Unos minutos más tarde, la camioneta estaba todavía detrás de ella. Supongo que vamos en la misma dirección, consideró ella. La chica comenzó a observar la camioneta en su espejo retrovisor. Cuando cambiaba de velocidad, el conductor de la camioneta también cambiaba su velocidad. Cuando adelantaba un auto, así lo hizo también él. Entonces el conductor encendió las luces altas, inundando de luz el auto de la chica. Las dejó así durante casi un minuto. Probablemente quiera rebasarme, podría ella. Pero se estaba poniendo nerviosa. Por lo general, ella regresaba a una casa a través de una carretera secundaria. No demasiada gente tomaba ese camino. Pero cuando entró en esa carretera, también lo hizo la camioneta. Tengo que perderlo, tuve éxito, y comencé a conducir más rápido. En ese momento él encendió las luces altas de nuevo. Después de un minuto, las apagó. Luego las volví a encender y apagar. Ella conducía aún más rápido, pero el conductor de la camioneta permanecía justo detrás. Entonces encendió las luces altas de nuevo. Una vez más, su auto estaba inundado de luz. ¿Qué está haciendo ?, se preocupan la chica. ¿Qué pretende? Entonces él las apagó. Sin embargo, un minuto más tarde las encendió de nuevo, y esta vez las dejó así. Al fin, se detuvo en la entrada de su casa, y la camioneta se colocó justo detrás de ella. La chica saltó del auto y corrió a la casa. -Llama a la policía! -le gritó a su padre. En la entrada podría ver al conductor del camión. Tenía una pistola en la mano. Cuando llegó la policía, procedió a arrestarlo, pero él apuntaba al auto de la chica. -Ustedes no quieren arrestarme mí -dijo el conductor de la camioneta-. Lo quieren a él
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Dudosos de lo que dijo el conductor del camión, la policía comienza la inspección del viejo sedán, notan que chorrea sangre del vehículo, pero antes de acercarse, rápidamente se abrió el maletero, y en un parpadeo deja heridos a los oficiales, el conductor de la camioneta intenta dispararle, pero el sujeto es muy rápido, mientras intenta atinar algún disparo, con sus ojos llorosos y la ira en sus venas, es alcanzado por una puñalada, deteniendo su sed de venganza, desangrándose y perdiendo la conciencia lentamente recordando al sujeto que asesinó a su esposa mientras aquella iba de compras, la chica y su padre no intervienen, es más, sus caras empiezan a mostrar un rostro malévolo y sus bocas empiezan a escurrir saliva. No hay de que preocuparse, de todos modos la cena está servida