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La maternidad no solo cambia la existencia de aquellas que llevan un hijo en el vientre o se entregan al gesto altruista de la adopción, también marca sendas en el arte, bisagras en las carreras de diversos hacedores.
En el FOLCLORE de nuestro país, sin dudas, la vinculación de las melodías con quienes hoy celebran esta fecha especial, tiene un antes y un después indiscutible. Se trata, de "Como pájaros en el aire", que compara a las manos maternales con aves en vuelo, que liga lo cotidiano con la magia.
En este recorrido de inspiraciones, El Tribuno se detuvo en la obra de PETECO CARABAJAL, quien en un diálogo profundo reveló la trastienda de su composición.
Las manos de mi madre parecen pájaros en el aire. Historias de cocina entre sus alas heridas de hambre. Las manos de mi madre saben que ocurre por las mañanas cuando amasan la vida horno de barro, pan de esperanza.
"La canción "Cómo pájaros en el aire'' la hice en el año 84. Ese día había ido al boliche del Negro (Horacio) Fontova, que se llamaba El goce pagano y me tenía que encontrar con Jacinto Piedra.
Finalmente no me encontré y me quedé hasta tarde, me descompuse ahí. Se ve que tomé algo que me cayó mal", relata, y continúa: "Cuando volví a mi casa, en ese tiempo vivía en Constitución, como a las 4 de la mañana, me puse a tocar la guitarra y en la soledad la extrañé a mi vieja o pensé en ella. Y ahí me salió la canción, teniendo siempre como imagen no solo a mi vieja, sino a mi abuela, a mis tías. Esa cosa de la alegría del trajinar en el patio. Sobre todo un día domingo, cuando las he visto a lo mejor a alguna llevando una olla, a otra picando alguna verdura, la otra regando un poco, la otra barriendo".
"Ese trabajo diario de la mujer en la casa y en la cocina, eso ha sido una linda imagen porque siempre ha sido con alegría para nosotros. Nuestras tías siempre le han puesto mucha alegría y la música también. Esa ha sido la inspiración para la canción", concluye.
Las manos de mi madre me representan un cielo abierto y un recuerdo añorado trapos calientes en los inviernos. Ellas se brindan cálidas nobles, sinceras, limpias de todo. Cómo serán las manos del que las mueve gracias al odio.El santiagueño, prolífico autor, artífice de muchas piezas de nuestro cancionero, prosigue refiriéndose a quienes, madres o no, dedican su vida a los demás. "Hay muchísimas mujeres admirables en la historia, no podría nombrar a una. Admiro a Estela Carlotto, a Hebe de Bonafini, a Milagro Sala, y quiero solidarizarme con ella en este momento, a Evita... Hay muchas mujeres luchadoras socialmente y que han dado sus vidas y sus ideas para siempre, para el otro", destacó.
La estrella azul
El motor creativo de lo familiar en Peteco no se circunscribe solamente a lo maternal, de hecho en el mismo año que compuso "Como pájaros en el aire", nacía Juan Antonio Carabajal, su primer hijo. La madre del entonces pequeño, Úrsula, era una empleada de la Embajada de Austria, quien dejó la Argentina luego de separarse del músico. A lo largo del tiempo, la distancia fue caprichosa y padre e hijo casi no pudieron verse: "La estrella azul" surgió tal vez como un intento para calmar la angustia.
"Dónde estará la estrella azul, ya no podré con mi dolor, en otros cielos brillará esa estrellita del amor", dice parte de la letra. Luego de treinta años de intentos fallidos, Peteco logró reencontrarse con su retoño inicial hace muy poco: "Juan fue a ver mi concierto en Viena y yo lo vi desde el escenario", declaró el artista en Clarín, durante la gira Rienda Suelta. "Cuando terminamos de tocar lo fui a saludar: él andaba con su mamá y con la novia. Salimos y fuimos a un bar y nos quedamos casi tres horas conversando. Por primera vez nos pudimos encontrar con Juan para hablar distendidos y riéndonos: cada uno desde su lugar. El encuentro con mis hijos ha sido totalmente alegre y hermoso. He podido comenzar un nuevo círculo de la vida. Yo durante 32 años estuve ligado a esta historia, siempre en silencio", explicaba al mencionado medio.
Las manos de mi madre llegan al patio desde temprano todo se vuelve fiesta cuando ellas vuelan junto a otros pájaros. Junto a otros pájaros que aman la vida y la construyen con el trabajo. Arde la leña, harina y barro. Lo cotidiano se vuelve mágico. Se vuelve mágico