CUAL ERA la relación que tenia dios con el pueblo de Israel
Respuestas
Respuesta:
Dios invitó a toda la nación de Israel para que tuviera una relación con él. Esa asociación estaba basada en un pacto o acuerdo en el que se enunciaban las promesas, expectativas y condiciones importantes para la relación.
Explicación:
Respuesta:En algunas ocasiones la invitación que Dios nos hace para que establezcamos una relación con él, se extiende más allá del nivel personal. Dios invitó a toda la nación de Israel para que tuviera una relación con él. Esa asociación estaba basada en un pacto o acuerdo en el que se enunciaban las promesas, expectativas y condiciones importantes para la relación.
Por medio de Moisés, Dios les dijo a los israelitas: “Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa” (Éxodo 19:5-6).
Esa relación, hasta cierto punto, estaba esbozada en un pacto matrimonial. Pero Israel no tuvo un corazón dispuesto a obedecer a Dios. “Pero como la esposa infiel abandona a su compañero, así prevaricasteis contra mí, oh casa de Israel, dice el Eterno” (Jeremías 3:20). Con anterioridad, Dios le había dicho al profeta Samuel: “… no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos” (1ra Samuel 8:7).
Veamos cómo Dios describe la forma en que ellos le habían rechazado como su Dios y gobernante.
“Oíd, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla el Eterno: Crié hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí. El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor; Israel no entiende, mi pueblo no tiene conocimiento … Dejaron al Eterno, provocaron a ira al Santo de Israel, se volvieron atrás” (Isaias 1:2- 4). ¿Cómo reaccionó Dios ante ese rechazo? “También les alcé yo mi mano en el desierto, jurando que los esparciría entre las naciones, y que los dispersaría por las tierras, porque no pusieron por obra mis decretos, sino que desecharon mis estatutos y profanaron mis días de reposo, y tras los ídolos de sus padres se les fueron los ojos” (Ezequiel 20:23-24).
Aunque los antiguos israelitas rechazaron a Dios y despreciaron su invitación, él todavía desea profundamente relacionarse con los seres humanos. Dios los castigó, pero nunca rechazó completamente a Israel ni a sus descendientes. El apóstol Pablo lo explica así: “Digo, pues: ¿Ha desechado Dios a su pueblo? En ninguna manera. Porque también yo soy israelita, de la descendencia de Abraham, de la tribu de Benjamín. No ha desechado Dios a su pueblo, al cual desde antes conoció …” (Romanos 11:1-2).
Pablo continúa: “Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, que apartará de Jacob la impiedad” (vv. 25-26).
Luego concluye: “Así que en cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros; pero en cuanto a la elección, son amados por causa deos padres. Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios. Pues como vosotros también en otro tiempo erais desobedientes a Dios, pero ahora habéis alcanzado misericordia por la desobediencia de ellos, así también éstos ahora han sido desobedientes, para que por la misericordia concedida a vosotros, ellos también alcancen misericordia” (vv. 28-31).
Debido a su gran misericordia, Dios ha planeado traer al pueblo de Israel al arrepentimiento total, y obrando por medio de ellos, invitar a todos los pueblos para que tengan la misma relación con él.
Dios es fiel. En tanto que todavía quede la esperanza del arrepentimiento y la restauración de las personas, él no renuncia a tener esa relación que ha establecido.
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