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Cervantes (1547-1616) también conoció el rechazo y la frustración. "A él le fascinaba el teatro y siempre fue un dramaturgo frustrado. Las compañías de teatro no le compraban sus obras porque veían que eran más aburridas, lentas o clasicistas", explica Ignacio Arellano, catedrático de Literatura de la Universidad de Navarra, que intervendrá el próximo viernes en el congreso sobre Recreaciones quijotescas y cervantinas en el teatro que se celebra a partir de hoy en la Universidad de Navarra. Así, Cervantes tuvo que conformarse con contemplar el gran éxito de Lope de Vega. "Cervantes quería un teatro más reflexivo, pero eso no le interesaba al público. No supo encontrar la fórmula y entonces le fastidiaba mucho el triunfo de Lope de Vega", cuenta Arellano. "Entre los dos tuvieron un pique bastante notable".
En 1615, un año antes de morir, Cervantes reconocía su frustración en el prólogo de Ocho comedias y ocho entremeses nuevos, nunca representados.En esa ocasión, admitía resignado que los gustos del público habían cambiado. Sin embargo, hasta ese momento trató de desvalorizar el tipo de teatro que había popularizado su rival. Por ejemplo, dentro del propio Quijote aprovechó para lanzar críticas a la "nueva comedia" promovida por Lope de Vega, a la que tildaba de "disparatada" y consideraba "tejido de fantasías y desórdenes". Sin embargo, según considera Arellano, Cervantes se muestra contradictorio. "Es curioso, porque en el teatro no le gustaban las exageraciones y en las novelas sí, donde crea historias fantásticas y fabulosas. A él le fascina ba el puro hecho de contar", argumenta. Así, su capacidad para desarrollar argumentos fantásticos quedó reflejada en Los trabajos de Persiles y Sigismunda, la última obra que escribió antes de morir. Allí, su fantasía se despliega de tal manera que es capaz de ponerse a describir paisajes nórdicos nunca vistos. "Al lado de Persiles, las Novelas ejemplares se quedan en algo sumamente razonable y cotidiano". Y si Cervantes se sintió frustrado por no ser reconocido como dramaturgo, a Lope de Vega le hubiese gustado ser ensalzado como poeta, al mismo nivel que Góngora. "En el Siglo de Oro, el teatro se consideraba un género menor, porque sólo era popular entre las masas", apunta Arellano. En esa misma época, el Quijote también se consideraba una obra de categoría menor. "Se leía como un libro de entretenimiento, aventuras y burlas". También fue criticado por Lope de Vega, que en una carta personal se refirió así a la obra de Cervantes: "No hay nadie tan necio aquí que alabe al Quijote".
Ola de centenarios cervantinos
Según adelanta el profesor Carlos Mata, coordinador del congreso, "el objetivo es estudiar las distintas recreaciones dramáticas de personajes, temas, episodios. tanto del Quijote como de la obra cervantina en general, así como aquellas piezas teatrales que convierten a Cervantes en personaje de ficción, de cualquier época, y no sólo en el ámbito literario hispánico, sino también en otras literaturas y otros idiomas". El congreso forma parte del "Proyecto Cervantes 2011-2017", enmarcado en la celebración de los próximos cinco centenarios de varias obras de Cervantes: el de lasNovelas ejemplares(2013), elViaje del Parnaso(2014), la segunda parte delQuijote y lasOcho comedias y ocho entremeses (2015), la muerte de Cervantes (2016) yLos trabajos de Persiles y Sigismunda(2017).