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14 DIC 1983 - 20:00 CLST
El problema de los excedentes agrarios suscita siempre numerosas polémicas, ya que se trata de saber si los costes de su almacenamiento y mantenimiento compensan los rendidos en la regulación del mercado normal. Sin embargo, dice el autor de este trabajo, siempre se trata de un tema eminentemente político, ya que un excedente agrario no es solamente lo que sobra en una cosecha, por diferencia entre la producción y el consumo, más la exportación, sino un almacenamiento de regulación de mercado para el futuro.
Es frecuente en la literatura económico-agraria definir a José, hijo de Jacob, como el primer ministro de Agricultura de la historia por su habilidad para almacenar las cosechas de siete años pletóricos, cubriendo así las escaseces derivadas de la penuria. José comprendió bien que la agricultura sirve a la alimentación y que ambos términos deben ir unidos en las decisiones políticas.-También es usual en países con solera en la regulación de los mercados agrarios la inexistencia de grandes discusiones sobre el volumen que debe alcanzar el almacenamiento regulador de los distintos alimentos básicos. Muchos años de experiencia en la regulación, una definición de objetivos y fines ampliamente compartida por toda la sociedad y una aceptación política, para soportar los costes de almacenamiento a cambio de los beneficios que ello comporta, hace que el almacenamiento regulador se produzca de modo natural y sin controversias periódicas.
No es éste el caso de España. Aquí, desde la aparición del FORPPA y la consolidación de todas las operaciones de regulación de mercados en un presupuesto único, se reproduce con cierta periodicidad la polémica sobre si el excedente de tal o cual producto es excesivo para unos, corto para otros e incluso innecesario. Además, y en paralelo, se suscita siempre la controversia sobre el coste del almacenamiento, las pérdidas que origina su eliminación y, en definitiva, la duda sobre la utilidad social de mantener una despensa reguladora.