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Respuesta:
En El coronel no tiene quien le escriba ya hay un germen de desmesura, concretamente en lo que al tiempo se
refiere (esa larga espera del protagonista por su pensión siempre demorada); está, desde luego, el tema de la
soledad; las reiteraciones de ciertos elementos, las guerras como telón de fondo, el simbolismo de algunos objetos
(o animales: el gallo, que es la herencia del hijo muerto). El lenguaje, sin embargo, es sobrio, contenido, y el relato
casi en línea recta, aunque el peculiar sentido del ritmo, las interminables idas y venidas del protagonista, que
provocan una cierta obsesión en el lector, resulta fundamental y confiere carácter a esta novela que ha sido
llevada al cine recientemente, y con acierto, por el director mexicano Arturo Ripstein, con la actriz española
Marisa Paredes en el papel de la paciente mujer del coronel.
Explicación: