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Gran “ilustrado” francés, filósofo materialista, el más grande ideólogo de la burguesía revolucionaria del siglo XVIII; notable escritor, fundador y redactor de la Enciclopedia. Por sus concepciones radicales fue víctima de represalias. Diderot era materialista y ateo. Afirmaba la existencia objetiva de la materia, a la que el movimiento es inherente eternamente. La quietud absoluta es una abstracción: “no la hay en la Naturaleza”, escribía Diderot. Concebía el movimiento, no sólo como un desplazamiento mecánico, sino también como un esfuerzo interno de la materia. El espacio y el tiempo eran considerados por él como formas objetivas de existencia de la materia y ésta compuesta de moléculas. A cada molécula le es propia una fuente interna de movimiento, una “fuerza íntima”, cuya expresión exterior es el desplazamiento mecánico en el espacio. Todos los cambios en la Naturaleza están sometidos a la ley de la causalidad. Los fenómenos de la Naturaleza se hallan en una conexión mutua indisoluble, en una unidad. No hay fronteras infranqueables entre la materia viva y la no viva, ambas pueden transformarse mutuamente la una en la otra. Diderot expresaba una serie de elementos de la interpretación dialéctica del mundo, particularmente sobre el problema de la evolución de los seres vivos. Las diversas especies de los seres vivos, según Diderot, se hallan en un proceso de mutación constante. Según su teoría, en la evolución de la Naturaleza, incluyendo también al hombre, existe una continuidad, en consonancia con la cual hay que construir la clasificación de los seres. “Hay que empezar, escribía, por la clasificación de los seres, desde la molécula inerte, si existe como tal, hasta la molécula viva, el animal microscópico, el animal-vegetal, el animal, el hombre”. La sensación es la propiedad de la materia. Desde el punto de vista de Diderot, toda materia posee sensibilidad. Además, distingue la forma inerte, encubierta, de sensibilidad, inherente a la Naturaleza inorgánica, y la sensibilidad activa, propia de la Naturaleza orgánica. El raciocinio mismo es, desde el punto de vista de Diderot, una forma desarrollada de la sensibilidad de la materia. Las sensaciones son la fuente del conocimiento humano, y nacen como resultado de la acción de los objetos y fenómenos de la Naturaleza sobre los órganos de los sentidos. No sólo las sensaciones, sino también las complicadas deducciones y conclusiones mentales, reflejan, según Diderot, la conexión mutua real de los fenómenos de la Naturaleza. Diderot estima que el criterio de la verdad es la experiencia, considerando como veraces las representaciones que reflejan correctamente la realidad material objetiva. Diderot negaba decididamente la existencia de Dios y sometió a una severa crítica los dogmas religiosos acerca de la inmortalidad del alma, el libre albedrío, &c. Refutando la moral religiosa feudal, dio como fundamento de la conducta moral de los hombres su aspiración a la felicidad. Diderot predicaba la unión racional de los intereses personales y sociales. Interpretando de manera materialista la Naturaleza, sin embargo, continuó siendo idealista en historia. Como los demás materialistas franceses del siglo XVIII colocaba el carácter del régimen social en dependencia de la organización política de la Sociedad, que a juicio de Diderot nace de la legislación existente y, en última instancia, de las ideas predominantes en la Sociedad. Diderot fue un gran teórico de estética y literatura. Sus principales obras son: Carta sobre los ciegos para uso de los que ven, 1749; Pensamientos sobre la interpretación de la Naturaleza, 1754; El sobrino de Rameau, 1767; Conversación entre D'Alembert y Diderot, 1769.
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