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Pienso que, además de recuperar el arte clásico, el Renacimiento aportó una nueva visión de la vida, ya que la época anterior había sido de una religiosidad desmesurada. El hombre es el centro del universo y todo gira en torno a él. Por ello comienzan a preocuparse por la ciencia, ya que al dejar la religión en un segundo plano tratan de buscar otras respuestas alternativas a los diferentes fenómenos de la naturaleza, lo que desembocó en un desarrollo de las ciencias cuyo estudio había estado casi totalmente parado durante la mayor parte de la Edad Media.
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Precursor de este extraordinario periodo fue Leonardo Da Vinci quien desde el mundo de las ciencias de la ingeniería y de las ciencias físicas y matemáticas aplicó sus propios desarrollos científicos en sus retratos y pinturas, donde el uso de la perspectiva, de la proporción armónica – que llego a denominarse «divina proporción’ – y de las congruencias y deformaciones de las figuras geométricas manteniendo la misma área. Leonardo suscribió una enorme cantidad de apuntes con definiciones, figuras explicativas y fundamentos de la ingeniería y de las ciencias matemáticas, así como el diseño de numerosas máquinas – ideas muy adelantadas para su tiempo – tales como el helicóptero, el carro de combate, el submarino y el automóvil. Muy pocos de sus proyectos llegaron a construirse (entre ellos la máquina para medir el límite elástico de un cable), puesto que la mayoría no eran realizables durante esa época.
Como científico, Leonardo da Vinci hizo progresar mucho el conocimiento en las áreas de anatomía, la ingeniería civil, la óptica y la hidrodinámica, y sus apuntes muestran un extraordinario talento matemático, que si se hubieran conocido o divulgado después de su muerte, habría sido considerado el verdadero creador del Método Científico. Como ejemplo baste su desarrollo respecto del punto, en el que detalla que “el punto natural más pequeño es más grande que todos los puntos matemáticos”, y lo demuestra porque “el punto natural tiene continuidad, y cualquier cosa que es continuo es infinitamente divisible, pero el punto matemático es indivisible porque es sin cantidad.” Luego destacó la importancia de Galileo Galilei en las ciencias físicas y matemáticas ya que – siendo “un fino y atento observador de la naturaleza” – utilizó todos los conocimientos y medios a su alcance para discurrir los experimentos y la creación de aparatos que pudieran clarificar y eventualmente confirmar sus ideas. Prueba de lo anterior fue precisamente la construcción de su famosa “bilancetta” – una balanza hidrostática – del telescopio, demostrando asi que “el universo cercano esta constituido de una misma o similar materia”, y del péndulo de doble longitud para demostrar su isocronismo e indirectamente la curva braquistocrona.
En el siglo XIX, el creciente y favorable impacto de las aplicaciones científicas y tecnológicas sobre las condiciones de la vida humana confiere, gradualmente, a la investigación teórica y experimental un prestigio que nunca había tenido en el pasado. Euler, Bernouilli, D’Alambert, Lagrange y Laplace, entre otros grandes mecanicistas del S. XVIII, perfeccionan la aplicación del calculo infinitesimal a la resolución de problemas propios de la mecánica de Newton, en particular Lagrange (1736-1813), quien aporta una poderosa generalización matemática dela mecánica de Newton. A su vez Laplace (1749-1827), aplica la mecánica de Newton al análisis de las órbitas planetarias y la estabilidad del sistema solar. En 1758 se verifica el retorno del cometa Halley – tal como había sido previsto en el siglo anterior por el astrónomo ingles Edmond Halley amigo y contemporáneo de Newton – que suministra una prueba formidable de la validez de la ley de gravitación universal de Newton.
Asimismo, las leyes del Electromagnetismo, que unificaron para siempre la electricidad y el magnetismo, fueron brillantemente establecidas por Maxwell ( 1864), culminando las investigaciones previas de físicos e ingenieros como Volta, Coulomb, Oersted, Arago, Ampere y del autodidacta experimentalista Faraday (1831), descubridor de la inducción magnética, quien predijo la existencia de las ondas de radiación electromagnética, entre ellas la propia luz y las ondas de radio (con longitudes de onda muy grandes), descubiertas experimentalmente en 1885 por Hertz. Todas ellas se propagaban en el éter a la velocidad de la luz. En el Siglo XX, la Física conocida se reducía a un grupo reducido de formidables teorías: la Mecánica Clásica y la Teoría de la Gravedad de Newton, la Teoría del Electromagnetismo de Maxwell) y la Termodinámica clásica de Carnot, Joule, Meyer, Kelvin y Clausius. La Termodinámica Estadística, de Maxwell y Boltzmann, no era hasta entonces universalmente aceptada por asumir la existencia de átomos y moléculas, considerados entes hipotéticos, bajo la influencia de la escuela positivista de Viena. Sin embargo, ciertos fenómenos naturales no encontraban explicación mediante sus leyes y ecuaciones: la radioactividad, el espectro de la radiación de cuerpo negro y el efecto fotoeléctrico, entre otros.