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Respuesta:
Una persona que carece de un sentido aprende a desarrollar los otros cuatro organizando su actividad sensorial de otro modo, sin olvidar que cuanto más se estimula una neurona más conexiones se crean y más se refuerzan las áreas correspondientes del cerebro. Por ejemplo, un invidente de nacimiento tiene un olfato, una capacidad de audición y un sentido del tacto extremadamente desarrollados y una conciencia muy sutil de su cuerpo en el espacio. Un médico contaba, por ejemplo, que a uno de sus pacientes, ciego, le bastó dar tres pasos para darse cuenta de que se había cambiado la moqueta de la consulta: el contacto bajo las suelas de sus zapatos era distinto.
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Esta reorganización sensorial es más difícil para las personas que pierden la vista por accidente o tras una enfermedad. Al haber utilizado relativamente poco su sentido del olfato o del tacto, tendrán mayores dificultades para reactivar las zonas correspondientes: ¡una neurona estimulada crea conexiones, pero sin estímulos se atrofia!
Explicación:
Respuesta:
No podra tener habilitado un sentido
Explicación:
Por ejemplo si te quedas sin el oído deberías aprender lenguaje de señas