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Explicación: Toda la cultura del hombre de la calle suele reducirse a que es «aquel que se cayó del caballo para convertirse de perseguidor de los cristianos en su mayor apóstol entre los gentiles», junto a la enigmática impresión que dejan algunas de sus cartas. Se diría que Pablo resulta demasiado «subido» y teológico para un lector medio, o que produce la impresión de radical, orgulloso, antifeminista y hasta antipático y regañón para el que no profundiza en su personalidad.
«Circuncidado a los ocho días de nacer, israelita de nación, de la tribu de Benjamín, hebreo de pura cepa y, por lo que toca a la ley, fariseo» . «Yo soy judío, natural de Tarso, ciudad de Cilicia que tiene su fama» , escribe. Nacer en Tarso, de padre judío, posiblemente tejedor, del que aprendería el oficio, era ver la luz en medio de una encrucijada de caminos y crisol de culturas. Saulo, nombre judío que viene de Saúl, vive en casa la fidelidad a la ley mosaica, pues sus padres al parecer se establecen en Tarso como consecuencia de la diáspora judía.
Más tarde va a usar su otro nombre latino -en Roma se utilizaban tres-, Paulus, como ciudadano romano, privilegio de Tarso. Pablo es lo que hoy diríamos un «ciudadano global», perteneciente a las tres culturas más importantes de su época, con una formación y cosmovisión que ampliará en sus viajes «hasta los confines de la tierra», es decir, Hispania . Asiste pasivo al martirio de Esteban y recibe el encargo de perseguir a los seguidores de Jesús. La verdadera caída de Saulo es que da un cambio radical en su vida y de perseguidor se transforma en apasionado seguidor del crucificado hasta decir «Mi vida es Cristo y morir ganancia».
Por ejemplo, que Jesús le empujaba a predicarle no solo a los judíos sino a todo el mundo conocido de entonces. Pablo va a transformarse así en un hombre libre, lo que hoy llamaríamos un outsider instruido directamente por el Mesías. Éste, convertido tras la muerte del Maestro, será el más apegado a la letra de la Ley Mosaica y el más frontal opositor de Pablo, hasta llega a mandarle espías. Por su parte, Cefas evolucionará de entusiasta de Tarso a desconfiar de él en torno a algunas prescripciones de la Torá.
Iglesias domésticas
Los colosales viajes de Pablo que incluyen cárceles, persecuciones, apaleamientos, naufragios y mil penalidades le conducen primero a predicar en las sinagogas. Los especialistas distinguen entre las siete auténticas, y las seudoepigráficas o deuteropaulinas, al parecer redactadas por una escuela posterior, eso sí fiel a Pablo, que habría reunido y sintetizado diversos textos suyos. Detrás del ilustrado y orgulloso fariseo que nunca dejaría de ser alumbra un hombre tierno, amigo de sus amigos, consciente de sus debilidades -el famoso aguijón que aún hoy sigue siendo un enigma- y sobre todo un enamorado de Jesucristo, que le transportó en vida al «tercer cielo».