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Buena suerte bro
Explicación:El Primer Imperio francés, conocido comúnmente como Francia Napoleónica, Imperio Napoleónico o simplemente Imperio francés, fue un estado soberano que incluyó en su territorio una gran parte de Europa occidental y central; tuvo además numerosos dominios coloniales conocidos como Francia de Ultramar y estados clientelares (satélites). Abarca la totalidad del periodo conocido como la Era Napoleónica, que cubre el periodo desde la coronación de su emperador, Napoleón I, hasta su abdicación y exilio en la isla de Elba, en 1814. Oficialmente, el término se refiere al periodo comprendido entre el fin del consulado hasta la Restauración Borbónica, aunque posteriormente vivió un epílogo entre el periodo de los Cien Días (1 de marzo de 1815), la abdicación final de Napoleón, el 22 de junio de 1815, y la entrada de Luis XVIII en París, conllevando esto la salida el 7 de julio del emperador Napoleón II y su Comisión de Gobierno. Los conflictos que llevaron al imperio napoleónico a enfrentarse con las potencias europeas, se los conoce como las Guerras Napoleónicas o guerras de coalición.
Bajo el Imperio, cada ministro trabajaba directamente para Napoleón I: todo el poder estaba en sus manos. Son reducidos a meros agentes de ejecución, y su trabajo consiste en supervisar la aplicación de las leyes.
Para ayudar a los ministros, con el exceso de trabajo, se establecieron administraciones dirigidas por consejeros de Estado, llamados Direcciones Generales. Estos son parte independiente de los ministerios. Así se creó la Dirección General de Correos en 1804, la Dirección Forestal en 1805, la Dirección General de Renovación y Conscripción Militar en 1806, la Dirección General de víveres de guerra en 1808 y la Dirección General de Minas en 1810, uniéndose a la ramas creadas bajo el consulado.
Con todo, la autoridad de Napoleón no alcanzó su consolidación definitiva únicamente en virtud de reformas. La dictadura se afianzó en el poder con el ejército como columna vertebral - que mediante levas de reclutas contó, entre 1806 y 1812, con 1,3 millones de soldados, el 41% de los hombres obligados al servicio militar y con una burocracia ordenancista y centralizada.
Pero no existió libertad política. Napoleón persiguió implacablemente a los enemigos internos y a las voces críticas -Madame de stäel y chateaubriand- con una rigurosa censura de prensa y un eficaz aparato policial.
El bonapartismo (llamado asi por su apellido Bonaparte), es decir, una dictadura plebiscitaria que solo admitía ciertos grupos asesores carentes de verdaderas atribuciones jurisdiccionales, desarrolló una actividad reformista intensísima, que excluía a los rivales políticos realmente poderosos. En los momentos más decisivos de su reinado, Napoleón buscó invariablemente la ratificación de las masas, como cuando decidió dar carácter vitalicio (1802) y sucesorio a su consulado, o cuando quiso crear el imperio (1804). De todos modos, la sociedad burguesa, liberalizada e igualada, fue sometida conscientemente a un proceso de despolitización, al tiempo que se construía un estado omnipresente y autoritario, de ribetes monárquicos.