Texto argumentativo sobre la importancia de regular las emociones para prevenir situaciones de violencia en los espacios de convivencia y en el contexto del estado de emergencia
Ayuden porfi :(((((
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Doctor en Filosofía por la UNAM. Profesor de tiempo completo en la Facultad de Filosofía y Letras y en la maestría en Docencia para la Educación Media Superior de la UNAM. Ex director de educación para la paz y los derechos humanos en la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal. Sus líneas de investigación se relacionan con la educación y los derechos humanos, teorías de la ciudadanía y formación docente con enfoque en cultura de paz.
Recibido: 30 de septiembre de 2013.
Aceptado para su publicación: 17 de febrero de 2014.
Resumen
Este ensayo explora la posibilidad de reducir los conflictos en las aulas y minimizar la violencia escolar desarrollando entre docentes y estudiantes dos instrumentos de manera conjunta: el uso de la autoridad positiva y las habilidades para transformar los conflictos mediante la argumentación práctica. Nuestra hipótesis parte de dos principios: el primero consiste en el postulado de que la autoridad es fundamental para generar orden y sentido de autonomía; y el segundo, que los seres humanos poseemos una capacidad argumentadora que, desarrollada en forma adecuada como estrategia didáctica, ayuda de manera eficiente a transformar los conflictos en soluciones no violentas. Nuestro propósito está orientado por la necesidad de repensar las condiciones de paz en las aulas para replicarlas en otros ámbitos de la sociedad.
La cultura escolar mantiene, a decir de voces especializadas en derechos humanos, un fuerte carácter autoritario en México (CDHDF, 2011; Ramírez, 2006), y han sido las últimas décadas especialmente restrictivas contra las libertades de los jóvenes (Conapo, 2010). La anterior afirmación se ajusta al contexto de un sistema escolar -nuestra atención estará dirigida al nivel bachillerato- que preserva una visión tutelar, paternalista y asistencial de carácter adultocéntrico (Duarte, 2012; Feixa, 1998). Este sistema conserva una estructura organizada por "sistemas de edades que sirven para legitimar un desigual acceso a los recursos, a las tareas productivas, al mercado matrimonial, a los cargos políticos" (Feixa, 1998, p. 25; Luhmann, 1996, pp. 137 y ss).
La autoridad en la escuela es patrimonio de docentes y directivos, quienes la mantienen, la aplican y transfieren casi siempre de manera arbitraria (Sagrera, 1992); la base de esto se origina en la atribuida "superioridad que reposa 'naturalmente' en los adultos y también en las prácticas de discriminación de género con dominio patriarcal" (Gallardo, 2006, p. 230; Abaunza, Solórzano y Fernández, 1995). Este supuesto establece ventajas para varones o adultos, quienes pueden imponer sanciones abusivas a los considerados por ellos menores, es decir, niñas, niños, adolescentes y jóvenes (Sagrera, 1992).
El supuesto de la incapacidad de los jóvenes para autorregularse también está ligado a una idea añeja según la cual ser joven es igual a inmaduro, mientras que los adultos ya poseen la madurez (Feixa, 1998); esta última es resultado de un proceso cronológico. Aunque abundaremos más adelante sobre este punto, podemos afirmar que niñas, niños, adolescentes y jóvenes padecen una forma de violencia, en el paradigma adultocentrista, al negárseles el pleno reconocimiento como sujetos de derecho con capacidad para tomar decisiones, lo que los convierte en un grupo vulnerable (Conapred, 2009; Perea, 2007).
Las Organización de Naciones Unidas, a través del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y de su Departamento de Asuntos Económicos y Sociales (DAEyS, 2008), ha expresado señalamientos al Estado mexicano, en el sentido de adoptar medidas para garantizar la inclusión de los jóvenes de educación media y media superior en los procesos de toma de decisiones en los espacios que les afecten. En apoyo a lo anterior, el Informe especial sobre los derechos humanos de las y los jóvenes en el Distrito Federal 2010-2011, elaborado por la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, insiste en impulsar las medidas necesarias en esta entidad para impulsar el "empoderamiento" de las y los jóvenes de secundarias y bachilleratos "para que puedan ser personas preparadas académicamente y competitivas en la sociedad" (CDHDF, 2012a, 2012b, p. 185).
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