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Respuesta:La higiene personal no sólo es sinónimo de limpieza sino también de salud. La falta de higiene no pasa desapercibida. Un olor y una apariencia desagradables la delatan pero, además, una persona con mala higiene puede transmitir gérmenes a los que le rodean.
La mejor forma de mantenerse limpio y sano es duchándose cada día con agua y jabón. Gracias a la ducha diaria, desaparecen el sudor, los restos de descamación, el polvo y la suciedad del exterior. Mientras se ducha, ha de prestar especial atención a pies, manos, axilas, ingles y zona genital. El cabello ha de lavarse con frecuencia (al menos dos veces por semana) con un champú adecuado a cada tipo de pelo. El peine o cepillo no debe compartirse y ha de estar siempre limpio. Pero la higiene personal no acaba en la ducha.
Manos
Piense en todas las cosas que ha tocado hoy: papeles, alimentos crudos, objetos, dinero, animales etc. Sea lo que sea, seguro que ha entrado en contacto con gérmenes y las manos, sobre todo alrededor de las uñas, son uno de sus lugares predilectos para alojarse. Lavándose las manos con frecuencia y de forma correcta puede eliminarlos. Más aún, si descuida la higiene de sus manos, sobre todo cuando está enfermo, irá esparciendo gérmenes a su paso y estos se hospedarán en otras personas o sobre superficies que después tocarán otros. De hecho, ésta es una de las principales vías de contagio del resfriado o la gripe, por ejemplo. Por tanto, no hay duda de que lavarse las manos es la primera línea de defensa contra los gérmenes.
Mojarlas sólo con agua no sirve de mucho; para lavarse bien las manos hay que utilizar agua tibia y jabón. Los jabones antibacterianos están de moda, pero el jabón corriente también sirve, aunque para que la piel no se seque ni se reseque es preferible que sea suave. Y si cree que ha podido estar en contacto con alguien que tenía una infección, considere la posibilidad de utilizar un antiséptico para manos que contenga alcohol.
Con el jabón en las manos, fróteselas enérgicamente entre sí y sin dejar ningún rincón: los lados de ambas manos, las muñecas, entre los dedos y alrededor y por debajo de las uñas. Quince segundos son suficientes para tener las manos limpias. Cuando termine, aclárelas bien con agua tibia y, en vez de restregar la toalla contra la piel, séquelas a toquecitos con una toalla limpia o mejor aún con un papel de un solo uso. Si al acabar se aplica crema hidratante, estará ayudando a su piel a estar hidratada.
Los pies han de lavarse diariamente si no se quiere padecer olores desagradables, grietas e infecciones. Si el sudor es excesivo, hay que recurrir a remedios que lo mermen y se ha de procurar que los espacios entre los dedos estén siempre secos para no dar tregua a la aparición de hongos.
Las uñas, tanto de las manos como de los pies, son huecos por los que se cuela la suciedad, por lo que hay que tenerlas siempre limpias y cortarlas regularmente, curvas las de las manos y rectas las de los pies.
La piel no es sólo nuestro envoltorio natural además actúa como barrera que impide el paso de los gérmenes a nuestro organismo. Estos son sólo algunos consejos que puede seguir para cuidarla: pretéjala del sol, evite el roce continuo de la piel con la ropa y el calzado para evitar rozaduras e infecciones y procure que esté siempre seca, pues con la humedad la piel se macera y pierde su capacidad de barrera frente a las infecciones. Después de la ducha, séquese cuidadosamente todo el cuerpo. Un consejo: si puede seque la ropa al sol, así logrará eliminar muchos microbios.
Boca y oídos
Para mantener a raya la caries y las enfermedades periodontales, las enfermedades más frecuentes de los dientes, y para evitar el mal aliento hay que lavarse los dientes después de cada comida. El dentífrico ha de contener flúor y se ha de usar seda dental para llegar allí donde el cepillo no puede hacerlo: entre los dientes. El uso de colutorios también fortalece la salud oral. No comparta con nadie el cepillo de dientes; es personal e intransferible y se ha de cambiar con regularidad, aproximadamente cada tres meses.
No olvide que las prótesis dentales o dentaduras postizas han de mantenerse perfectamente limpias, lavándolas cuidadosamente después de cada comida para evitar infecciones y mal olor. Y, por último, no se olvide de visitar periódicamente al dentista.
Las orejas han de limpiarse diariamente pero con los oídos hay que tener cuidado. Olvídese de usar los tradicionales bastoncillos de algodón. Con ellos en el conducto auditivo es más fácil que se formen tapones de cera, en estos casos el uso de soluciones de agua de mar para la higiene del conducto auditivo externo son una solución segura y eficaz.