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Respuesta:
En La idea del hombre, Nicol elabora un bosquejo filosófico de la condición humana, estableciendo previamente una morfología de la historicidad y de la temporalidad. Tradicionalmente se considera el cuerpo ser temporal y el espíritu intemporal; Nicol considera al espíritu precisamente como lo temporal en el hombre; el tiempo en que se encuentra el cuerpo solo es el tiempo físico; el hombre vive en otro tiempo. La tensión interior entre «ser» y «poder ser» origina la intencionalidad de la vida y su constante proyección hacia el futuro.
Porque es temporal, el ser del hombre es modal; el ser humano tiene «modos de ser». Vivir es actualizar las potencialidades del ser; la historia es el reflejo de esas tensiones o actualizaciones del «poder ser». Invirtiendo la concepción aristotélica del hombre, Nicol piensa que el ente humano tiene la vida natural en acto y la vida espiritual en potencia. El acto natural y los actos espirituales ya realizados limitan y condicionan la potencia de ser. La libertad es un absoluto, pero no es absoluta en el sentido total. El hombre es modal constitutivamente, porque se compone de potencia y acto; e históricamente, porque cambia con el tiempo y se trasmite por él la modalidad efectiva de su actuación espiritual.
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