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Respuesta:
La Constitución es un ingrediente fundamental del Estado de Derecho. Una democracia pura podría vivir sin una Constitución. La voluntad de la mayoría podría ser "la última palabra" a tener en cuenta en la elaboración de las leyes. Pero no ocurre así en una sociedad democrática que, además, sea un "Estado de Derecho". Por muchos partidarios que tenga entre la población de un país la adopción de cierta norma, ésta no puede convertirse en ley si no está de acuerdo con la Constitución. En un Estado de Derecho "la última palabra" en materia de leyes la tiene siempre la Constitución. En un país como el nuestro, no bastaría, por ejemplo, con que una gran mayoría de la población desease la expulsión de una minoría étnica de la población para que ésta pudiese ser decretada por una ley, porque esa ley iría contra los derechos fundamentales de las personas, recogidos y amparados por la Constitución.
En este sentido, puede decirse que, en un Estado de Derecho, hasta la democracia tiene su límite en la ley. No puede sorprender, por tanto, que a veces se identifique el Estado de Derecho con el imperio de la ley.
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