Respuestas
Respuesta:
disculpa que tipo de texto
El búho en mi ventana
Despierto nuevamente sin razón. Siento esa extraña presencia en mi cuarto de nuevo. Me quito las cobijas y agarro impulso para levantarme de la cama, me siento y observo a mi alrededor, aún está mi ropa sucia tirada, mi escritorio de estudio con libros desordenados y mi ventana cerrada. Decido caminar un poco para prender la luz y asegurarme de que en verdad no pasa nada aquí adentro —Tic— presiono el interruptor para encender el foco y tomo mi celular, son las 12:40 de la madrugada, debería regresar a la cama y olvidar lo sucedido.
— ¡Mamá! ¡Hay alguien dentro de mi cuarto! — escucho la voz de mi pequeña hermana asustada
Sin pensarlo dos veces me dirijo a la puerta, pero cuando intento abrirla… ¡No puede ser! Está cerrada por fuera. Intento abrirla forzadamente, sigo escuchando los gritos horrorizados de mi hermana pidiendo ayuda ¿qué mis papás no oyen que pide ayuda? ¡Oh! Tal vez si yo grite igual, mis padres nos escucharán.
— ¡Papás ayúdenos! Yo estoy encerrada y hay alguien en el cuarto de mi hermana—
Mi plan falló. Parece que no hubiera nadie en la casa pero eso no importa ahora necesito idear algo y rápido. Escucho atentamente a través de mi puerta e intento descifrar que es lo que está en ese cuarto. A parte de los gritos de histeria de mi hermana oigo gruñidos escalofriantes que hicieron que la piel se me helara. No sé cómo salir de mi habitación lo único que se me ocurre es azotarme hacia la puerta para que ésta se abra.
Cuando voy a dar el primer intento, me percato de que los gritos cesaron. Hay un silencio profundo y aterrador en toda la casa. Sé que estoy a punto de enfrentarme contra algo desconocido.
Desde hace una semana he tenido la misma sensación, sentir que hay alguien en mi habitación pero siempre despierto y no veo nada fuera de lo común a mi alrededor. Espera… ¡El búho! ¿Cómo no lo había pensado antes? Ese animal que siempre vigilaba desde mi ventana, No…No… ¡No! Eso no era un búho… ¿Qué rayos era esa cosa que me veía tras el cristal?
Se abre la puerta muy lentamente, lo primero que se me viene a la mente es tomar el palo de metal que está debajo del escritorio. Me acerco silenciosamente al escritorio — ¡Crash! — se abre la puerta de repente, alguien la abrió con tanta fuerza que ésta sonó muy fuertemente.
Me entra el pánico, estoy sudando como nunca antes. Arrinconada en una esquina detrás de mi cama, me armo de valor y me levanto a ver quién había abierto la puerta.
¿Qué? ¡No hay nadie allí! Tengo miedo, mucho miedo. Tengo que afrontar la situación, debo de salir de mi cuarto. Sin decir ni una sola palabra, camino despacio y salgo de mi habitación. Bajo las escaleras y lo único que escucho es el sonido de mis pasos haciendo eco. —Tal vez sólo sea un sueño— murmuré. Entonces escuché el sonido de una puerta abriéndose. No me puedo arriesgar a investigar que ha pasado debo salir de este lugar cuanto antes.
¡Lo único que faltaba! La puerta para salir de mi casa está atascada no puedo abrirla. Quiera o no debo prepararme para luchar por mi vida. Entro a la cocina y agarro el cuchillo más filoso y grande que encuentro al momento, necesito un arma para defenderme. Empiezo a subir las escaleras, tengo lágrimas bajando por mis mejillas y los nervios me consumen.
El cuarto de mis papás está abierto, me asomo ligeramente para ver si aún siguen allí. Por favor… que lo que estoy viendo no sea real ¡mis padres! Los he perdido. Hay sangre por todos lados.
La puerta del cuarto de mi hermana se está abriendo. Otra vez escucho esos sonidos que me paralizan de terror. Alguien se está acercando, tomo el cuchillo lo más fuerte posible y lo sostengo enfrente de mí.
Ahora puede ver claramente al asesino. Alto, con piel gris, ojos amarillos, unas manos y pies muy largos y su cara está repleta de plumas marrones. Tiene una uñas extremadamente largas con las que se acerca a mí con la intención de atacarme. Observo sus pies, parecen ser las patas de un oso, esta criatura cada vez me da más miedo.
¡Se ha aventado sobre mí! Con su grandes uñas intenta arañarme la cara, pero no se ha fijado en que el cuchillo sigue en mis manos. De dos apuñaladas en el pecho logro derribarlo y no dudo en darle la tercera para terminar sus últimos instantes de vida.
Contemplo el cadáver de la criatura con asombro y temor. Sabiendo que este día marcaría un nuevo episodio en mi vida, sin mis padres ni mi hermana por culpa del búho en mi ventana.